Si en algo están acertando, para sus bastardos intereses, todos y cuantos han emprendido la ardua tarea de aniquilar a determinada manera de hacer, y a quienes la practican, para desenmascarar a aquellos que roban del erario público, es en lo de llevar el asunto a la disyuntiva Derecha-Izquierda. Quienes así obran, saben de sobra que ese es su abonado terreno para dar continuidad a una farsa en la que gobierno y oposición siempre ganan (entiéndase por tales a figurantes impostores, adscritos a grupos políticos para quienes la democracia es la escusa que los valida).
La Historia está ahí, no hay quien la cambie; los elementos que dieron sentido a esa disyuntiva seguirán siendo identificables, incluso, los propios conceptos, recuperarán el lugar socio político que les pertenece. No obstante, vivimos un momento confuso para una mayoría ciudadana, que obnubilada por los mensajes tipo mantra, aquellos que ejercen un poder psicológico sobre las masas, consiguen la cuadratura del círculo, haciendo que éstas, las masas, dirijan sus dardos en la dirección que les indican aquellos para quienes habrían de dirigir toda la rabia y la indignación que semejantes personajes han generado durante años en la población.
Sin embargo, es fácil percatarse, los muy cínicos, han hecho acopio de alguna otra palabreja, y la vienen utilizando para introducir en un mismo saco al conjunto de fascismos universales, junto a quienes, en España, iniciaron hace 3 años una bonita aventura para defenestrar a los mangantes que nos han llevado a la mayor crisis económica y de valores ciudadanos de las últimas décadas.
Y bueno, henos aquí, soportando envites de toda índole, haciendo como que nos han defraudado, echando culpas al maestro armero, mientras los acomodados cargos, aquellos que arremeten contra el modo de peinarse o vestir, al margen de su procedencia partidista, pero en las filas de los tres grupos que mantienen la infamia de un gobierno corrupto, aúnan fuerzas para que su desvergüenza, su indecencia, su asqueroso proceder en lo social, en lo político, no sufra lo más mínimo respecto de la pillada histórica a la que están abocados, y que más pronto que tarde les dejará en la más absoluta evidencia.
Santos López Giménez
La Historia está ahí, no hay quien la cambie; los elementos que dieron sentido a esa disyuntiva seguirán siendo identificables, incluso, los propios conceptos, recuperarán el lugar socio político que les pertenece. No obstante, vivimos un momento confuso para una mayoría ciudadana, que obnubilada por los mensajes tipo mantra, aquellos que ejercen un poder psicológico sobre las masas, consiguen la cuadratura del círculo, haciendo que éstas, las masas, dirijan sus dardos en la dirección que les indican aquellos para quienes habrían de dirigir toda la rabia y la indignación que semejantes personajes han generado durante años en la población.
Sin embargo, es fácil percatarse, los muy cínicos, han hecho acopio de alguna otra palabreja, y la vienen utilizando para introducir en un mismo saco al conjunto de fascismos universales, junto a quienes, en España, iniciaron hace 3 años una bonita aventura para defenestrar a los mangantes que nos han llevado a la mayor crisis económica y de valores ciudadanos de las últimas décadas.
Y bueno, henos aquí, soportando envites de toda índole, haciendo como que nos han defraudado, echando culpas al maestro armero, mientras los acomodados cargos, aquellos que arremeten contra el modo de peinarse o vestir, al margen de su procedencia partidista, pero en las filas de los tres grupos que mantienen la infamia de un gobierno corrupto, aúnan fuerzas para que su desvergüenza, su indecencia, su asqueroso proceder en lo social, en lo político, no sufra lo más mínimo respecto de la pillada histórica a la que están abocados, y que más pronto que tarde les dejará en la más absoluta evidencia.
Santos López Giménez
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