domingo, 31 de agosto de 2025

Constitución versus vertederos de bulos

 Hace algunos años, en un intento de acercar y culturizar democráticamente a nuestra población, la población española, se puso en marcha la asignatura de Educación para la Ciudadanía. La ultraderecha, encarnada por aquel entonces exclusivamente por el PP, arremetió contra ella e hizo lo imposible para acabar con su desarrollo. No eran en vano sus intentos, no era una cuestión académica la que movía a aquellas mentes cuya única y gran preocupación fue, y sigue siendo, la de que la cultura democrática, en nuestro país, jamás sea un hecho que haga tambalear su presencia, no ya como partido democrático, que en base a la propia ley que este grupo llevase a cabo en tiempos de Aznar, no lo son: estarían ilegalizados, sino como opción atractiva para una población que, si conociese los mecanismos y normativas de nuestra legislación, hace tiempo que hubiese entendido que a esa banda todo les da igual, van a saco, distorsionan y manipulan las informaciones generando alteración y odio social. No quieren testigos de sus desmanes, no podían consentir que desde la escuela pública, nuestros jóvenes, pudieran conformar una generación lúcida que, de una vez por todas, les relegase a la anécdota dramática y triste de nuestra Historia.

La Constitución española no es el amparo de fascistas para argumentar sus arremetidas, por mucho que esa mugre dictamine y otorgue carnets de constitucionalistas y no constitucionalistas, cuando los únicos que están fuera de toda índole constitucional son esos grupos fascistas. La Constitución española es un conjunto de normas que sostienen el Estado democrático español, que se articula y organiza siguiendo un patrón que se resume en lo siguiente:

La Constitución Española de 1978 se estructura en un Preámbulo, 169 artículos distribuidos en un Título Preliminar y diez títulos numerados, además de cuatro disposiciones adicionales, nueve transitorias, una derogatoria y una disposición final. Se divide en una parte dogmática, que recoge los derechos y principios fundamentales (Preámbulo, Título Preliminar y Título I), y una parte orgánica, que define las instituciones y la organización del Estado (Título II al X).

Por tanto, mis queridas, mis queridos, sobre dicha base, acudiendo a concretos artículos constitucionales, entenderíamos que en las grandes tragedias, de índole medioambiental y humano, de las que, desde octubre del pasado año, hemos venido siendo especialmente afectadas, cuando las/los miserables individuos e individuas arremetían, negligentes y torticeramente incapaces, contra el gobierno de la nación, lo único que buscaban era generar un permanente estado de confusión en el marco de una sociedad desinformada, cuyas fuentes de información son vertederos de bulos a tiempo completo.

Acudid, no es empalaguéis por ello, a esa carta magna, de la que tanto se habla, a la que no solemos acercarnos, y consultad su artículo 148, entre otros, al igual no os diga gran cosa, de hecho su contenido es de sobra conocido. Sin embargo, los y las manipuladoras fascistas, saben bien a qué fibra tocar cada vez que ahuecan el ala y se desentienden por desconocimiento o, sencillamente, pura maldad estratégica de carácter electoral, lo que equivale a hablar de pura y dura maldad humana, por tratarse de asuntos donde la vida pende de un hilo. No dejéis de repasar los artículos 2, 8, 15 y 149, sin olvidar ningún otro de los que contiene esa carta magna, de la que se nos llena la boca cuando la pronunciamos, llenándose de vacío, de inocuo aire que ni siquiera rellena nuestros estériles espacios neuronales. 

De eso se trata, mis queridas y queridos, de que la ignorancia presida nuestra existencia, y ellas, las fascistas criaturas que vociferan a diario, puedan hurgar y medrar tanto como les plazca sin que tu sentido crítico de la vida sea un freno para sus peores intenciones, que no son otras que las de llegar al gobierno para hacer aquello que les viene encargado de serie, la defensa del capital de sus amos: nada más práctico que manejar el cotarro desde la misma fuente de la que emanan las leyes para hacer y deshacer a su antojo.

Santos López Giménez

Sí se puede “tocar” el monte, sí se puede coger una piña: desmontando bulos sobre incendios forestales

La AEMET no ha admitido que no pronosticó la dana de Valencia, es falso

No hay comentarios: