domingo, 21 de noviembre de 2021

A galopar, no a especular

Audio, Onda Cero Noroeste, 17 noviembre 2021 

La Historia de la democracia parlamentaria en España tiene muchas instantáneas fotográficas,  hitos que la han ido conformando en el tiempo.

Ver a Dolores Ibárruri y Rafael Alberti bajar las escaleras del Congreso, cogidos del brazo, es con seguridad la primera gran instantánea cargada de un inmenso significado.

Tanto es así que, seguramente, muchos quedaron fijados a la par que la misma, de modo y manera que, con ella, pareciera que todo lo que viniese lo haría en una progresión mediante la cual libertad y decencia, como si de un símil se tratase, jamás podrían retroceder en el marco de la aspiración ciudadana del pueblo español.

Bajo ese halo inmaculado de primera hora, la transición, parecía tener un guion orquestado, con un articulado relato, del que, como dijese aquel socialista de pana: “quien se moviese, no saldría en la foto”. Si bien él lo articuló para referirse a las maniobras dentro de su propio partido, bien se pudiera extrapolar al amplio abanico de opciones políticas que el devenir de los tiempos fuera implantando en nuestro país.

El legado que la leyenda de la transición nos dejó, a modo de coletillas que los medios y determinados voceros, próximos al poder, fueron emitiendo, caló tan hondo que, hoy día, determinados grupos políticos, filibusteros ellos, maestros de la charlatanería chabacana y del desprecio más absoluto hacia sus congéneres compatriotas, tienen copados los ecos de la opinión pública con sus arengas filofascistas de descrédito hacia quienes, sencillamente, han venido demandando la restitución de la dignidad de sus familias, las cuales, sufrieron muerte, tortura, cárcel, persecución, no habiéndoseles permitido hasta no hace mucho la posibilidad de rescatar los cuerpos, mejor, los restos óseos, de las miles de víctimas del tapiz de fosas comunes que cubre nuestra geografía.

No había que abrir heridas, comenzaron a vocear los filibusteros, y nadie contradijo esa memez. Con lo cual, el sufrimiento en silencio de las miles de familias afectadas hubo de transcurrir por décadas como una amarga prolongación de la dictadura ya que los representantes políticos  que pudieron echarles una mano para ese fin humano, a todas luces necesario, decidieron que ese negociado, el del dolor, el de la humillación, el del sufrimiento, no tocaba.

Han pasado 4 décadas, siendo los últimos 15 años los que volvieron a dar luz y esperanza a las víctimas de aquella infame gestión. Sin embargo, la semana pasada, el parlamento, el congreso de los diputados, ese lugar donde se sienta la soberanía popular, por medio de los representantes del pueblo, volvía a generar una pestilente actuación dando su voto a un innombrable personaje para formar parte del Tribunal Constitucional. No hay modo, volvemos una y otra vez a ver frustrada nuestra maltrecha dignidad. Lo que convierte en insoportable esta nueva concesión a los verdugos es que lo haya sido con la complicidad de personas de las que jamás uno pudo imaginar que serían capaces de volver a defraudar a su pueblo.

El círculo se cerró, y lo hace, una vez más, en falso, dejando hacer a quienes consintieron, consienten y consentirán que el sufrimiento sea unidireccional, que quienes defendieron la libertad sigan siendo tratados como elementos subversivos cuyo final lo tuvieron bien merecido. Su memoria no deja margen para esas bastardas argumentaciones que desde hace una semana vengo escuchando como letanías insostenibles que refieren esas desalmadas criaturas.

Santos López Giménez




miércoles, 17 de noviembre de 2021

Greta Tumberg, o por qué preferimos mirar para otro lado

 Audio emitido en Onda Cero Noroeste, 10 noviembre 2021

Hablar de la cumbre del clima, no es nada original. Ocurre que la importancia de los asuntos que nos deberían preocupar está en función de parámetros que nada tienen que ver con el trasfondo y la importancia de los mismos, sino del ruido mediático que son capaces de generar.

En ello estamos, enfangados en asuntos que nada debieran preocupar. Así, por ejemplo, recientemente, se hacían públicos datos de delincuencia en España que ponían en evidencia todas y cada una de las mentiras que la ultraderecha viene inoculando en nuestra sociedad desde que la misma la encumbró a un púlpito al que jamás debió acceder, desde el que vierte una verborrea diarreica, cargada de odio, siendo el miedo el elemento perturbador que precisa para hacer efectivas sus asquerosas mentiras.

Sin embargo, esos datos, es improbable que lleguen a hacer mella en aquellas personas en las que la inoculación caló muy adentro y ya nada de lo que se les diga podrá obrar en esa dirección. Ante todo, porque la facilidad con la que una mentira cala en la sociedad, es infinitamente mayor que desmontar la misma una vez implantada.

Tal es el grado de despropósito cultural y educativo que arrastramos como sociedad que, en torno a semejantes infames personajes, se genera una paradoja difícilmente asimilable: se asumen sus andanadas sobre inexistentes problemas que, supuestamente, nos afectan de primera mano, creyendo a pies juntillas sus mentiras; y se les hace el juego cuando de graves problemas que afectan al planeta y a la humanidad se trata, negando el cambio climático, bajo la influencia humana,  y cuestionan la pandemia de la covid, cuyas dudas, desde la perspectiva que la comunidad científica internacional ofrece, no existe; sin embargo,  los hacedores de la mentira y el odio, generadores de infundados miedos globales, han logrado situarlas, ambas negaciones, en el frontispicio de la opinión pública mundial.

Pero, volviendo a la primera frase de mi intervención de hoy, esa que decía “hablar de la cumbre del clima, no es nada original”, quería contar una insignificante anécdota: el pasado domingo, compartí un vídeo, a través de wassap, en el que Greta Tumberg, pronunciaba unas declaraciones del desengaño que la cumbre del clima acarreaba, y la decepción que a ella le generaba. Lo compartí en cinco grupos significativos: biólogos, ecologistas, docentes, activistas políticos militantes y el grupo de la ILP Mar Menor del noroeste. Pues bien, sólo de este último grupo, que vela por la supervivencia del Mar Menor, surgieron comentarios respecto del vídeo compartido. Obviamente, nadie está obligado a nada, mucho menos a comentar el mañanero capricho compartido de vete a saber qué desocupado individuo, menos aún, en un grupo de wassap, no obstante, permitidme emitir una conclusión: sólo desde la inmediata afrenta, desde la inminencia del peligro, se moviliza nuestro espíritu crítico.

Santos López Giménez



jueves, 4 de noviembre de 2021

Amenaza de desahucio

 Audio Onda Cero Noroeste, 3 noviembre 2021

                            Hace años, Ahmed y su familia recalaron en España en busca de trabajo, al tiempo que perseguían una vida digna, alejada de las muchas dificultades que su país de origen le ofrecía. Como tantas otras familias, en la primera parte de la década de los 2000, con un trabajo que le reportaba un sueldo mensual aceptable, con la esperanza de que un futuro halagüeño les contemplaba, compraron una casa en Cehegín. Muy pronto el planeta colapsó, la economía mundial sucumbió, y las capas más frágiles de la sociedad hubieron de soportar la terrible humillación de ser desalojados de sus moradas, siendo en la mayoría de las ocasiones, mediante un proceso inhumano y cruel. Proceso en el que tanto los habitantes de la vivienda como aquellas personas que acudían a evitar el desahucio, mediante una puesta en escena violenta, propia de regímenes fascistas, hubieron de sufrir en sus carnes la violencia extrema de las mal llamadas fuerzas de seguridad, que obraban como mercenarios a sueldo golpeando sin escrúpulos para ejecutar aquellas órdenes que el poder económico transmitía y el político ejecutaba, mediando el judicial que mirando para otro lado, extendía una alfombra para que todo estuviese dentro de un orden, un perverso y criminal orden.

                        Tuve ocasión de acompañar a Ahmed el día que consiguió que su deuda no le hiciese sufrir los avatares a los que todo hijo de vecino estaba sometido si no pagaba la deuda pendiente ante la entidad verdugo de turno, y mira por donde, cuando aún la dación en pago no estaba en marcha, como medida de urgencia para afrontar los casos en los que se solicitase por parte del deudor, dicha entidad verdugo lo concedió.

                            Entre otras consecuencias, Ahmed y parte de su familia, tras alojarse en una vivienda que les facilitase Cáritas, y que un tiempo después se vieron obligados a desalojar, hubieron de volver a su país. En 2016, vuelven a España y consiguen un arrendamiento, por un precio que podrían afrontar con cierta solvencia, se establecen en él y siguen con su vida y sus quehaceres diarios, por una vez, sin que la vivienda constituyese un problema limitante.

                            Sin embargo, como se suele decir, la alegría dura poco en la casa del pobre. Hete aquí que, el pasado 16 de febrero, le hacen llegar una carta, por parte de la empresa arrendataria, a la sazón, dependiente del BBVA, mediante la cual, se le reclaman 700 € de deuda por no haber pagado, según rezaba dicha carta, en determinadas fechas que abarcaban desde 2017 hasta 2021.

                       Dado que en esa primera carta, la amenaza del desahucio ya pendía sobre ellos, le sugiero a Ahmed que me haga llegar todos y cada uno de los recibos que se le reclaman. Entro en contacto con la empresa de marras, les pido poder obrar en nombre de Ahmed y su familia, todo ello a través de correo electrónico, cosa que ya venía haciendo con anterioridad, puesto que hubo otras solicitudes para la renovación anual del contrato de arrendamiento, no ponen objeción alguna, y, lo que hasta ese momento fue un intercambio de documentos, cada vez que le fueron reclamados, sin que jamás se produjese obstáculo alguno para ello, de pronto, se transforma en un agujero negro al cual envío los correspondientes recibos que justificaban dicho pago reclamado, sin que esta entidad arrendataria se diese por aludida.

En el ínterin, aceptan los documentos del Servicio de Empleo, así como de su empadronamiento en Cehegín, solicitados para la nueva renovación anual, hasta el punto de que, en uno de los correos que me envían, me recuerdan que a dichos documentos había que añadir la justificación del pago que reclamaban. 

Esos recibos se los he hecho llegar por cuatro veces en los últimos meses, siendo la última de las ocasiones el pasado 10 de agosto.

Pues bien, a día de hoy, Ahmed y su familia, se encuentran en la tesitura de que, por un lado, habrán de comparecer ante la Justicia el próximo 16 de noviembre, y de otro, si de esa comparecencia no hubiese una resolución absolutoria, lo cual sería una disparatada sentencia, existiendo, como existen, los documentos que testimonian dicho pago, se enfrentarían al desahucio, programado para el próximo 10 de enero de 2022.

Santos López Giménez