miércoles, 16 de diciembre de 2020

Mentir, les sale gratis (El PP, la historia de una eterna infamia)

 

              Audio intervención en Onda Cero Noroeste  

                   Para Enero, harán 27 años desde que, un buen día de aquel mes, de 1994, visitásemos O Pelouro. Situado en Caldelas de Tui, Pontevedra, se trata de un espacio educativo en el que conviven todo tipo de niños y niñas, con sus supuestas normalidades, con sus supuestas limitaciones, en el cual desarrollan jornadas lúdicas y formativas durante los primeros años de sus vidas.

                    Bien que pudimos comprobarlo, el azar de una oferta de trabajo nos llevó hasta allí, esperábamos una entrevista al uso: nada que ver, nos invitaron a vivir su casa, la casa de los niños y niñas que la pueblan a diario, muchos de ellos alojados en ella; durante unas 11 horas, nos dio tiempo a conocer los espacios, a los niños y niñas, monitores y monitoras, maestras y maestros, espacios variados, talleres diversos, su huerta, y el espíritu de relajación desde la integración que rezumaba ese grupo humano tan entrañable.

                    Entresaco dos párrafos de la presentación que de O Pelouro se hace en su página web; el primero dice lo siguiente:

O Pelouro es una escuela para todo niño, para aquellos “normales” y para los que presentan variaciones neurocognitivas que afectan al desarrollo, como espectro autístico, síndrome de Down, dificultad cognitivo-social, alta capacidad de inteligencia, etc…

Dos párrafos después, dice así:

“O Pelouro es una escuela subvencionada por la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia. En el año 1988 se declara a O Pelouro “Centro Singular Experimental de Innovación Psicopedagógica e Integración” (Decreto 198/1988: DOGA nº 151, III, pág. 3503) donde se contempla un régimen especial de funcionamiento y la dotación económica para el desarrollo de su modelo. Suscribiéndose un convenio entre la Administración y el Centro, por lo que tiene consideración de centro privado concertado, sin perjuicio de su peculiaridad como centro singular experimental de innovación psicopedagógica e integración cuyas experiencias e investigaciones serán extrapolables a los centros ordinarios".

                           Como bien es sabido, la Xunta de Galicia está gobernada por el Partido Popular, siendo el propio PP el partido que otorga las merecidas prebendas a O Pelouro, dadas las muy significativas características de este lugar para la integración en su máxima expresión.

                           Pues bien, de un tiempo a esta parte, una de esas banderas que se enarbolan, por parte de emisores  sin escrúpulos, pero en exceso malintencionados, manipuladores de masas, que sólo buscan réditos económicos y electorales, que, a su vez, reviertan en enriquecimientos personales, han vertido una más de sus infames mentiras con la idea de que se pretende el cierre de los Centros de Educación Especial.

                           Y lo hacen, llevan a cabo esa malévola difusión, personas que pertenecen al mismo partido que en Galicia entendió, hace mucho, que la Educación Especial requería un tratamiento cargado de sensibilidad. Por ello, hicieron suya la idea que Juan Llauder y Teresa Ubeira pusieran en marcha en 1973.

                           Nos encontramos ante el paradigma de lo que han de ser los centros de educación especial, centros en los que la convivencia entre niñas y niños con necesidades especiales y quienes no tengan esa significación, sean concebidos como lugares donde impere la integración. Esa, y no otra, es la intención del gobierno, la de no suprimir los llamados Centros Especiales, sino generar espacios en la Escuela Pública donde se concrete la integración; a su vez, aprovechando las experiencias que devienen de ellos para su puesta a punto en los centros públicos educativos.

                           
Si quienes a conciencia están vertiendo falsedades, sabedores de las verdaderas intenciones del gobierno, en vez de ello, recomendaran a sus acólitos leerlas, sus mentiras no tendrían recorrido.


Santos López Giménez





jueves, 10 de diciembre de 2020

La fuerza del pueblo

Audio en Onda Cero Noroeste 

Nunca me preocupó el cómo se decidía el nombre que habría de llevar un espacio público, ya fuesen calles, recintos deportivos o culturales, plazas, etc. Siempre pensé que era un asunto que estaba en buenas manos, creía tener entendido que para ello se hacían todas las pertinentes consultas, por parte de los regidores municipales, y se meditaban, como correspondía, hasta las últimas decisiones; incluso, recuerdo haber presenciado algún pleno municipal en el que se debatía el nombre que llevarían una serie de calles en Cehegín.

Con todo, entiendo que ha de ser uno de esos motivos que la ciudadanía, más allá de sus representantes políticos, ha de tener muy presente para que sus espacios públicos, no olvidemos que sólo a ella pertenecen, que no es poco, sean denominados de una manera con la que exista una plena identificación. En otras palabras, que por bien representadas que creamos estar, hay asuntos, no siempre determinantes para el bienestar ciudadano, pero, de una importante carga emotiva, que merecen apelar a ella, a la ciudadanía, para su concreción.

Este preámbulo, lo hago en virtud del debate abierto en Cehegín, según el cual, el gobierno municipal, parece haber decidido poner “Leonor, princesa de Asturias”, al nuevo pabellón de deportes de próxima inauguración. Dicho así, considerando que la familia real ha sido objeto, en toda España, de numerosas nominaciones para multitud de infraestructuras públicas, sería una más la que, en este caso, en Cehegín, se llevaría a cabo.

Sin embargo, cuando de buscar parámetros se trata, a la hora de concretar dichas nominaciones, en general, según el destino social del edificio o lugar público a considerar, ya sea cultural, deportivo, o de la índole que pudiera tratarse, parecería lógico echar mano de personas del ámbito y de la Historia local, cuya imagen pública suele gozar de gran estima por parte de una mayoría ciudadana, y que, en última instancia, pueden ser un bonito motivo con el cual agasajar, como merecen, a estas importantes trayectorias humanas de los diferentes ámbitos sociales.

Seguramente, se podrían buscar y barajar distintas opciones para la nominación que nos ocupa, sin embargo, al margen de aficiones deportivas que cada cual pueda tener, si una persona muy joven, en estos instantes, lleva el nombre de Cehegín por todo el mundo, con una proyección de futuro que sigue muy viva, no es otra que la motociclista Ana Carrasco.

Dicho todo lo cual, y dado que ayer desde el Ayuntamiento de Cehegín se emitiese una nota, publicada en redes sociales, en la que se comunicaba que el Gobierno municipal, ante la presión popular,  llevaría a cabo una consulta popular para decidir dicho nombre. Hago este añadido, que el cambio de día para ser emitido este audio, me ha permitido, para mostrar  mi felicitación por la decisión tomada y, por supuesto, enfatizar dicha felicitación, en el hecho de que la fuerza del pueblo, vehiculada desde las redes sociales, se haya tenido en cuenta.

No olvidemos que, un día antes, otro Ayuntamiento de nuestra región, el de Albudeite, hubo de desistir en su intención de quitar el nombre de nuestro más insigne e internacional paisano, Paco Rabal, a la Casa de la Cultura de dicha localidad, por la misma circunstancia, la fuerza del pueblo.


Santos López Giménez


viernes, 4 de diciembre de 2020

Buenos españoles, 23 años después

 

                   Escribía uno, y me publicaba el diario La Verdad, el 3 de diciembre de 1997, un artículo al que titulé Buenos españoles, cuyo último párrafo es el que sigue: “Demandaría, humildemente, que echemos mano del sentido común, y no caigamos en la cínica trampa que nos están tendiendo, de comparar, con toda la desfachatez del mundo, el régimen franquista con los años de gobierno del PSOE”.

                   Si el breve contenido de ese final lo extrapolamos a nuestros días, recordemos que han pasado 23 años, su contenido no desentona respecto del argumentario y las vociferantes andanadas que determinado grupo, al que me cuesta denominar político, viene ejerciendo durante los últimos meses. Por citar una de las últimas lindezas de su líder, el pasado mes de septiembre, en sede parlamentaria, y no la más agresiva, tuvo a bien el personaje de calificar al gobierno actual de ser el peor gobierno de los últimos 80 años. Dicho así, y considerando los parámetros que durante los últimos 40 años han estado en boca de millones de ciudadanos y ciudadanas, utilizando frases del tipo “no todo lo hizo mal el régimen franquista”, parecería lógico, normal, poder hacer semejante comparación y que a una mayoría no le rechine el muy desagradable contenido de dichas palabras.

                  Hablamos de un Régimen genocida, miles de exiliados, miles de desaparecidos, libertades anuladas, y aún hemos de soportar que, desde la tribuna parlamentaria, desde la que ha de manifestarse la soberanía del pueblo español, se trate de humillar nuestra dignidad.

                  La llamada ley de partidos, que saliese adelante durante el segundo gobierno de Aznar, la cual se confeccionó con la única intención de ilegalizar a Batasuna, por sí misma, contiene suficientes elementos para la ilegalización del grupo, al que sigo negándome a llamar político, del cual parten afirmaciones como la citada.

                 Hago mías las palabras, del último párrafo del artículo que escribiese, el pasado 10 de septiembre, el periodista Antonio Maestre, refiriéndose a la Ley de Memoria Democrática, cuyo anteproyecto de ley fuese aprobado cinco días después. En dichas palabras, Maestre, analiza las diferencias y similitudes entre la ilegalización de Batasuna, frente a la que se pretende de la Fundación Francisco Franco con dicha ley, y a su vez, de dicha Fundación con respecto a VOX; dice así:

"VOX es un partido franquista. No solo por sus ideas, sino también por sus vínculos. Existen menos pruebas de la vinculación de los partidos abertzales ilegalizados con ETA, que los de VOX con el Franquismo y la Fundación que quiere ser ilegalizada. Si la democracia española es militante, como ya lo ha sido en determinados aspectos, tiene que serlo con VOX e iniciar el proceso de ilegalización si se aprueba la nueva Ley de Memoria Democrática. Si el partido de Abascal no indica de manera inequívoca y unívoca en sus estatutos el rechazo a la dictadura de Francisco Franco, y la condena de sus crímenes, no es digno de participar en nuestra democracia. Sin juegos dialécticos, sin hablar de condena de los totalitarismos. Porque si no les valió a los partidos abertzales, no tiene que valerle a VOX".

Santos López Giménez


Audio del escrito en su emisión en Onda Cero Noroeste


Labordeta canta a la Libertad