miércoles, 29 de septiembre de 2021

Iniciativa legislativa popular para el Mar Menor: oda a la esperanza

 Audio Onda Cero Noroeste, 29 septiembre 2021

El pasado 28 de noviembre de 2020, en la Plaza Santo Domingo de Murcia, se puso en marcha el intento de obtener 500000 firmas ciudadanas, como modo de sacar adelante una Iniciativa Legislativa Popular, siglas ILP, sobre una proposición de ley para el reconocimiento de personalidad jurídica al Mar Menor y su cuenca, de acuerdo con lo previsto en el artículo 87 de la Constitución Española.

Dos son los motivos por los que se solicita al Congreso de los Diputados la aprobación de esta Ley: por un lado, la grave crisis que, en materia socio-ambiental, ecológica y humanitaria, viven el Mar Menor y los habitantes de los municipios ribereños; de otro lado, la insuficiencia del actual sistema jurídico de protección, a pesar de las importantes figuras de protección y los instrumentos de carácter regulador que se han ido sucediendo a lo largo de los últimos veinticinco años. Motivos ambos reflejados en la exposición que, los miembros de la Plataforma ILP Mar Menor, hiciesen ante la Junta Electoral Central.

De ese mismo documento, conviene añadir varios aspectos, de las razones por las que esta ILP es muy necesaria. De una parte, los elementos relacionados con la biodiversidad del medio, así como del sistema hidrogeológico, su fondo lagunar, los humedales litorales, todo ello contemplado en el Informe Integral sobre el estado ecológico del Mar Menor, elaborado por el Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, y publicado el 6 de febrero de 2017, y que ha venido sufriendo una serie de presiones derivadas de la intensificación de usos que desde la década de los 60 del siglo XX se han venido desarrollando. En dicho Informe, se identifica la convergencia en el Mar Menor de diversos impactos.

Obviamente, la mortandad masiva de este verano, cuyas impactantes imágenes nos han venido sobrecogiendo durante varias semanas, no aparece reflejada. Podríamos decir que esta funesta escenificación de la muerte del ecosistema lagunar, no es sino la consecuencia de los pronósticos dee aquellos impactos, anunciados en el Informe del Comité de Asesoramiento Científico.

A su vez, se destaca, en el documento mencionado, que, junto a sus valores ambientales, el Mar Menor, es uno de los principales elementos de identificación cultural de la Región de Murcia, despertando en la ciudadanía murciana un fuerte apego emocional.

Por último, antes de pasar a enumerar y definir los seis artículos, más una disposición derogatoria única, así como una disposición final única, el documento refleja el siguiente enunciado:

“La Declaración de la personalidad jurídica del Mar Menor y su Cuenca permitirá una gobernanza autónoma de la laguna costera, entendida como un ecosistema merecedor de protección en sí mismo, una novedad jurídica que potencia el tratamiento dado hasta ahora: la Laguna pasa de ser un mero objeto de protección, recuperación y desarrollo, a ser un sujeto inseparablemente biológico, ambiental, cultural y espiritual”.

De las 500000 firmas necesarias, faltan unas 150000. Razones sobradas existen para que tomemos conciencia y, además de asustarnos e indignarnos, ante el ecocidio manifiesto que estamos viviendo, hagamos un último esfuerzo, el más sencillo, y aportemos nuestra firma en pos de que la Iniciativa Legislativa Popular salga adelante, dotando a nuestra querida laguna salada, a nuestro querido Mar Menor, de una herramienta fundamental para que convertir sus últimos vestigios de vida una oda a la esperanza, y sobre la base de los mismos, pueda construirse un futuro de vida y dignidad para el medio y para los seres humanos que lo acompañaron a lo largo del tiempo.

Sugiero que se informen, ya que, además de la recogida a pie de calle, llevada a cabo por voluntarios de la Plataforma ILP Mar Menor, son muchas, felizmente, las entidades, asociaciones y/o establecimientos de nuestra comarca en los que podemos llevar a cabo nuestra firma, nuestra muy valiosa firma.

Santos López Giménez 


 

 

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Vertedero comarcal (Contumaz regodeo en la concupiscencia)

 Audio Onda Cero, 22 de septiembre de 2021

Las comparaciones siempre son odiosas, pero, no queda otra, la similitud de los hechos, con aquella gran manifestación que se llevase a cabo en las inmediaciones del embalse del Argos, en enero de 2017, en protesta por la inminente instalación de un vertedero comarcal, y que contase con la presencia, entre los manifestantes, de autoridades locales de la comarca, aún sabiendo ellas que ese infame proyecto iba hacia adelante, la convierten en una insultante afrenta con el caso que nos ocupa: en esta ocasión, sólo se precisa de la determinación que la ley imprime cuando se ha de concretar una sentencia.

Ese era el comentario que, la semana pasada, introducía uno, cuando, hablando de la planta de reciclado, gestionada por Ganados Tara, que viene contaminando desde hace más de 30 años a las pedanías cehegineras de El Escobar y de El Ribazo, el vertedero comarcal, ubicado en los aledaños del Embalse de El Argos, irremisiblemente, me venía a la mente.

En este caso, parafraseando a Agustín González, en La Corte del Faraón, podemos hablar, sin temor a equivocarnos, de un “contumaz regodeo en la concupiscencia”. Para esta ocasión, la acepción contemplada por la RAE, para el término concupiscencia, como deseo de bienes materiales o terrenos, viene que ni pintada. Porque, de qué otra manera debemos referirnos para señalar a los representantes políticos de nuestra comarca, que a sabiendas, con intereses espurios de por medio, de que ese vertedero, tenía todas las prebendas administrativas a su favor, en algunos casos, permisos municipales, para echar a andar, con toda la cara dura, se presentaron en comandita, muy ofendidos ellos, al lado de la ciudadanía, sabiendo bien que su presencia solo era para darse un lavado de cara y dejar pasar el tiempo hasta que la afección insalubre del vertedero sea un mal recuerdo integrado como uno más de los muchos elementos perniciosos que se han venido consintiendo durante años.

Hubo foto en aquella concentración, la hubo también, por aquellos días, a las puertas de la Asamblea Regional, en ambos casos, se reconocen perfectamente a quienes tenían conocimiento de lo expuesto, a quienes, con toda la desfachatez, se presentaban para llevar a cabo su ridícula performance, en un acto al que no habían sido invitados, al que nos hemos acostumbrando, siendo frecuente verles, escucharles, diciendo aquello que, creen saber ellos, tú deseas escuchar. Es imposible que, en el caso que nos ocupa, los miembros de PSOE y PP no estuvieran al tanto de los permisos que ya obraban en poder de la empresa que gestiona ese perverso vertedero comarcal. Las razones son obvias, por reducción al absurdo, es lógico pensar que las administraciones que sus grupos políticos gestionan sean las mismas que concedieron dichos permisos, no hay otra posibilidad: estaban todos los que eran.

Y si bien es cierto que se hicieron amagos técnicos y administrativos, fingiendo que se intentaba detener la puesta en marcha de la mencionada planta, la realidad es que está funcionando gracias a la complacencia y la complicidad de las administraciones local, regional y nacional, de otro modo, no se entendería.

Y henos aquí, a día de hoy, soportando uno más de esos infames artilugios, a modo de instalación que trata residuos urbanos con ínfulas de sostenibilidad, al que, considerando la proximidad del embalse del Argos, la proximidad de los núcleos urbanos existentes, siendo Valentín el más cercano a este monstruo que no para de crecer, considerando la contaminación de las aguas subterráneas por las infiltraciones que inexorablemente todo vertedero ocasiona, a lo que, en los últimos meses, según  me comentan vecinos de la zona, hemos de añadir incendios descontrolados, cuyo origen no está nada claro. Todo ello, nos depara un caldo de cultivo propicio para la insalubridad, siendo la amenaza permente sobre el medio natural y la transmisión de enfermedades sobre las poblaciones de los núcleos urbanos próximos, las enormes losas que aquellos caraduras nos dejasen esa fría tarde de invierno, de enero de 2017, cuando risueños y dicharacheros, se pavoneaban aquí y allá entre los habitantes de esta comarca que tuvimos a bien concentrarnos y marchar en manifestación como protesta frente a la que se nos venía encima.

 

Santos López Giménez 

 


Diego Jiménez, haciéndose eco de nuestra denuncia, unos cuantos días después: 

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Crimen en las pedanías de El Escobar y de El Ribazo: 30 años contaminando a tiempo completo

 

Audio Onda Cero Noroeste, 15 septiembre 2021

Buenas tardes, Julio.

Lo que viene ocurriendo en Cehegín, en las inmediaciones de El Escobar y de El Ribazo, es algo que, como en otras tantas irregularidades que la historia reciente nos ha dejado, en materia de Medio Ambiente en nuestra región, no hay modo de entenderlo.

Son casi 30 los años en los que una planta de reciclado de todo tipo de residuos, muchos de ellos, sin catalogar, de dudosa procedencia, ubicada en el entorno de las pedanías cehegineras mencionadas, genera a tiempo completo un malestar, entre sus habitantes, de cuyos efectos son víctimas propiciatorias.

Es paradójico que, salvo la empresa que gestiona esta insalubre instalación, eufemísticamente llamada, Ganados Tara, todos los colectivos sociales y políticos, de Cehegín, están de acuerdo en que se hubo de acabar con la aberración mencionada hace muchos años.

La proximidad a los lugares habitados por seres humanos es del todo un desacierto. De eso no cabe duda. Solo con el intenso mal olor que se desprende de dicha planta, por llamarla con cierta corrección técnica, ya que la  realidad de esa infraestructura, no parece dotarla de la categoría enunciada, sería suficiente para que hace mucho tiempo hubiese sido obligada a detener su actividad.

Los análisis químicos del entorno, tanto por encargo de la administración, como aquellos realizados por asociaciones medioambientales y de vecinos, son un poema, una constante lluvia fina contaminante que, durante estas tres décadas, vienen sufriendo los terrenos de cultivo, así como las aguas del río Quípar, con la consiguiente pérdida de biodiversidad y fertilidad que ello conlleva; al tiempo que, dichos espacios medioambientales se convertían, a su vez, en potenciales focos de contaminación, de otros ámbitos ecológicos, así como de la transmisión de enfermedades que sobre el ser humano puedan haberse ocasionado en el tiempo. Hablamos de más de 16 metales pesados, todos ellos, potenciales elementos cancerígenos; hablamos de nitratos, cuya concentración se ha desbordado sobremanera en los últimos tiempos; también hablamos de hidrocarburos, muy por encima de los márgenes que hacen viable la vida en condiciones normales.

En mi opinión, en este farragoso asunto, hay dos perspectivas, de vital importancia, que debieran ocupar el primer plano de la denuncia con la que se ha de afrontar este anacronismo. Por una parte, pensar que, por mucho que los malos olores molesten a la ciudadanía, el ataque frontal al medio natural, con las impredecibles consecuencias globales de carácter medioambiental, y por ende humano, hubo de ser más que suficiente para que, desde un primer momento, se hubiese clausurado este instrumento del capital que acarrea muerte y destrucción natural. La segunda, tiene que ver con la intervención ciudadana en la lucha que la denuncia ha de conllevar.

Las comparaciones siempre son odiosas, pero, no queda otra, la similitud de los hechos, con aquella gran manifestación que se llevase a cabo en las inmediaciones del embalse del Argos, en enero de 2017, en protesta por la inminente instalación de un vertedero comarcal, y que contase con la presencia, entre los manifestantes, de autoridades locales de la comarca, aún sabiendo que ese infame proyecto iba hacia adelante, la convierten en una insultante afrenta con el caso que nos ocupa: en esta ocasión, sólo se precisa de la determinación que la ley imprime cuando se ha de concretar una sentencia.

Por otra parte, el mes pasado, la asociación de vecinos afectados convocó a los medios para visitar el entorno de las mencionadas instalaciones, y, tal como viene siendo habitual, en estas tres décadas, el alcalde de turno de Cehegín, publicaba en redes sociales un vídeo trasmitiendo su solidaridad y determinación para detener esta agresión. Sin embargo, cuando el pasado sábado, se llevaba a cabo una manifestación convocada por dicha asociación de vecinos, en la Gran Vía de Cehegín, no más de 50 personas se congregaban para realizar dicha protesta, dándose una irónica circunstancia, ya que, al ser fiestas locales, las terrazas de los bares estaban atestadas de clientes mientras discurría la misma.

Un pueblo que se compromete consigo mismo, saca a relucir su poder como protagonista de su devenir, no permitiendo que sus espacios sean profanados mediante la instalación de cualesquiera agentes que puedan ocasionar daños a sus propias vidas, a su bienestar, en cuyo caso, ese pueblo, en los planteamientos futuros de sus administradores y de aquellos que proyectan infaustas instalaciones que, a todas luces, van a causar daños a sus habitantes, deja de ser candidato a las mismas convirtiéndose en un enclave al que estos instrumentales comisarios del capital, aún con sus ansias de generar dinero a toda costa, no seguirán molestando, la historia del planeta, de la humanidad, alberga muchos ejemplos que ilustran esta aseveración.

 

Santos López Giménez 

 


 NOTA: os dejo el escrito que, en 2003, me publicase La Verdad, sobre este este asunto que trato hoy. Casi 20 años, qué barbaridad.

Molestias en Cehegín por una planta de residuos. La Verdad, 21 de octubre de 2003.