domingo, 28 de marzo de 2010

Carta abierta a un policía local de Cehegín

Estimado señor:
La casualidad ha hecho que hace menos de una hora, usted y yo, hayamos vuelto a cruzar unas palabras. Nada anómalo, si tenemos en cuenta que usted es policía local en mi pueblo, Cehegín, y yo soy un ciudadano del mismo. La anomalía, aquello que me trae a relatar lo que sigue, viene como consecuencia de la percepción que uno ha tenido tras el mencionado cruce de palabras. En una sociedad libre, democrática, nada encorsetada en modos del pasado, la función de un policía es la de ayudar al ciudadano. Evidentemente, el policía, dadas las características de su profesión, tiene a mano una herramienta de disponibilidad inmediata que no tiene el ciudadano de a pie, como es la de formular denuncias que incluso puedan ir acompañadas de multas, todo ello, con la inmediatez citada. Grosso modo, esas son algunas de las características que acompañan su quehacer; en ningún caso, tiene usted en su mano el prohibir todo aquello que le venga en gana, y mucho menos, el hacer mofa de la reacción de un ciudadano cuando éste, libremente, sin infringir norma alguna, prefiere cerciorarse de la información que cree, aunque sea erróneamente, no ser suficiente respecto del pequeño problema suscitado.
El escenario, en el que se ha desarrollado la pequeña, para mi importante, anécdota que da pie a este comentario, se sitúa en la Plaza de la Verja de nuestro pueblo. Un amigo y quien escribe, tratábamos de llegar a casa, tras una mañana de ruta ciclista, cuando al llegar a esa altura, un compañero suyo nos indica que habíamos de girar hacia la plaza de toros, dando un giro de 180º respecto de la trayectoria que pretendíamos seguir. Todo ello, como consecuencia de la procesión católica que en esos momentos pasaba por ese lugar. Le indico a su compañero que nuestra casa está muy cerca, nos bajamos de la bici, e iniciamos la marcha a pie hacia nuestra dirección, aún sabiendo que podríamos toparnos con la procesión y, por tanto, no poder seguir. Lo malo de todo esto, ha sido su irrupción: cuando su compañero, con mucho sentido común, nos estaba dejando hacer, va usted y se acerca, he percibido que con cara de pocos amigos, pero eso entiendo que es muy subjetivo, para increparnos, o mejor, increparme a mi, ya que mi compañero tal vez por no ser de este pueblo, prudentemente, se ha detenido para ver que ocurría, y aunque yo le decía que pretendía ver si era posible pasar, puesto que la curva me lo impedía, usted ha insistido y ha echado mano de la mofa y el sarcasmo para dirigirse a mi.
Le informo, que tras dar la vuelta, y entrar por la primera bocacalle que hemos tenido a mano, hemos comprobado que lo que se veía desde nuestra posición era el final de la susodicha procesión. Por tanto, para usted ha primado más la prohibición que la información. Insisto, a usted, la sociedad, le paga para informar no para prohibir, sobre todo cuando los hechos, como el que relato, no dan pábulo a prohibición alguna. Obviamente, le hablo desde mi condición, y lo digo a boca llena, de ciudadano cívico que procuro, y creo no desviarme jamás, cumplir fielmente con todas las normativas sociales de las que nuestra sociedad se ha dotado para una convivencia cívica en la cual primen el respeto y la tolerancia.
En fin, esa ha sido la pequeña anécdota que nos ha tocado vivir, hace poco más de una hora. Antes de terminar, quisiera conectar, aunque sólo sea de pasada, lo relatado, con el artículo anual que Javier Marías escribe en El País Semanal sobre cómo las huestes católicas, por Semana Santa, se hacen dueñas de la calle e interrumpen toda actividad ciudadana con todos los recursos sociales a su servicio. Javier Marías, suele terminar su artículo reflexionando sobre qué ocurriría si cualquier otra Asociación, que no fuese la Iglesia, tratase de controlar por una semana toda una ciudad, él suele hablar del centro de Madrid, teniendo a su servicio todos los recursos humanos del Ayuntamiento, el cual se nutre, económicamente, y ha de estar a disposición, de católicos y no católicos.(http://www.elpais.com/articulo/portada/Botellon/encapuchados/elpeputec/20060430elpepspor_5/Tes)
Santos López Giménez


Sitios donde se ha publicado:

http://murciaconfidencial.blogspot.com/2010/03/carta-abierta-un-policia-local-de.html

http://carris.wordpress.com/2010/03/28/carta-abierta-a-un-policia-local-de-cehegin-santos-lopez/

http://informacionalhamaindependiente.blogspot.com/2010/03/los-inconvenientes-de-la-semana-santa.html

Nota del autor, post-publicación:

He recibido varios correos privados, y algún comentario en foros públicos, sobre este asunto, a cuyos autores invité a trasladarles dichos comentarios a esta entrada, han desestimado la invitación.

jueves, 18 de marzo de 2010

La esperanza crítica de Vidal-Beneyto

Es bien sabido que, actualmente, los intelectuales no están por la labor de tratar de desbrozar el camino. Vidal-Beneyto, anduvo firme en esa ardua tarea. Para algunos, entre los que me incluyo, era un fino analista, capaz de desantrañar las más recónditas claves de nuestra realidad. Con su muerte, leyendo el obituario de Basilio Baltasar, descubre uno a un vitalista ser humano cuya biografía debiera servir de estímulo para tantos y tantos adocenados y serviles intelectuales, cuyas vidas son eternas partidas de ajedrez trucadas.
El pasado 2 de enero, publiqué en mi blog el artículo El macabro vodevil de Copenhague, donde su lucidez y su maestría en el análisis se ponían una vez más de manifiesto.

Os dejo con el mencionado obituario de Basilio Baltasar:

La esperanza crítica de Vidal-Beneyto
Cuando Cecile Vidal me anunció el fallecimiento de Pepín, después de una lánguida estancia de nueve semanas en la clínica la Pitié-Salpêtrière de París, pensé que su despedida quizá haya sido la única acción cometida con demora por un hombre, como le llamó Paul Preston, infatigable.

El prolongado adiós a este mundo, pronunciado con su inconfundible sonrisa de complicidad, nos permitió, a sus amigos, llegar a tiempo al hospital y darle por última vez la mano que con tanta firmeza había apretado un hombre cuya fructífera biografía es la expresión del combate intelectual y político que ha dado forma a la historia reciente de España.

Desde que en 1962 participó en la organización del contubernio de Munich, Pepín Vidal-Beneyto ha sido un intelectual de acción imprescindible para entender la agitada tarea iniciada en aquella decisiva cita política. Fue Tierno Galván el que nos recordó que "sin su intervención personal, sin su enorme capacidad persuasoria y movilidad, el acontecimiento de Múnich no hubiera sido posible".

Doctor en Derecho, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, profesor y director del Collège des Hautes Etudes Européennes de París, presidente del Comité Internacional de Comunicación, Conocimiento y Cultura de la Asociación Internacional de Sociología, y su presidente de Honor desde 1990, Chevalier de la Legion d'Honneur, doctor honoris causa de la Universitat de Valéncia, director general de Cultura, Educación y Deportes del Consejo de Europa (1985-1991)...

Su brillante trayectoria académica, su penetrante reflexión de analista, su elocuente dicción como ponente en innumerables conferencias y congresos internacionales, sus dotes para la erudición políglota, su liderazgo en las redes multidisciplinares y su visión anticipada de lo inminente, hacían de Pepín un gran militante de la cultura. Cuando se expulsó de la universidad a Tierno Galván, Aranguren y García Calvo, Pepín Vidal-Beneyto fundó para acogerlos el Centro de Enseñanza e Investigación (CEISA), y más de 40 años después, en el 2006, inauguró la fundación AMELA (Area Mediterráneo-Latinoamericana). Nunca dejó de promover las iniciativas que hicieran de la educación, la reflexión y la acción política un único ariete de transformación cultural.

Sin haber descuidado la sensibilidad cristiana cultivada en sus años juveniles, Pepín se fue transformando en un activo opositor a Franco, en un activista de la causa europea, en un investigador apasionado por las corrientes intelectuales que atravesaron el siglo XX, en un indignado crítico contra la prepotencia financiera de nuestro tiempo.

Su vocación de agitador se mantuvo indemne a través de las décadas y nada resultó ajeno a su sentido del compromiso. Era capaz de coger seis aviones consecutivos para dar una charla a un grupo de jóvenes pendientes de la última sesión del Foro de Porto Alegre, escribir sus puntuales columnas en el diario EL PAÍS, poner su firma al pie de los manifiestos urgentes y contribuir con su presencia a cuanto acto reanudara la vitalidad de la sociedad civil.

Siempre recordaba con orgullo haberse incorporado desde el primer momento al núcleo fundador del diario EL PAÍS, el más fiel exponente del país al que quería pertenecer. Como editor y autor se hizo cargo de los libros que exigían su rigor analítico: Alternativas populares a las comunicaciones de masa (1979), Posibilidades y limites del Análisis Estructural (1981), El País o la referencia dominante (1985), Hacia una sociedad civil global (2003), El reto constitucional de Europa (2005), Derechos Humanos y Diversidad Cultural (2006), Memoria Democrática (2007), América Latina, hacia su unidad (2008)...

Es imposible citar aquí todos sus trabajos pero quizá sea su libro de memorias Diario de una ocasión perdida (Kairós, 1981) el que mejor da cuenta del destino reservado a un intelectual entrometido en la acción política: demasiado exigente para caber en el seno de unos partidos que se conforman con la obediencia de sus miembros.

Pepín Vidal supo conciliar las exigencias morales del pensamiento crítico y la responsabilidad institucional de entender las limitaciones del mundo. Su recorrido vital ha sido un infatigable testimonio de exigencia científica, solvencia política y radical independencia de criterio.

Ahora que ya se ha ido, cuando nada más podemos decirle, pienso que su influencia perdurará entre los que admiran la rara conjunción de inteligencia, humor, ganas de vivir y esa esperanza crítica que Pepín glosó en sus libros y sostuvo con tanto brío en su larga y prolífica vida.

Podría desearle "descansa en paz" pero no creo que me lo perdonase.


Basilio Baltasar es escritor y director de la Fundación Santillana.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/esperanza/critica/Vidal-Beneyto/elpepucul/20100317elpepucul_10/Tes

lunes, 8 de marzo de 2010

Heme aquí

Lo prometido es deuda. Esta mañana he preguntado, donde correspondía, por la cuestión que me planteaba en la entrada anterior, la respuesta no dejaba lugar a dudas, "nada que ver con el jubileo", me han respondido. Como bien dije, en la mencionada entrada, vayan mis disculpas por mi anticipación.
Sólo un pequeño matiz sobre la persona que me informó, jamás me mintió, tampoco esta vez. Saludos.

Santos López Giménez

sábado, 6 de marzo de 2010

Laicismo constitucional

Cuando hace más de una década a mi hijo mayor lo escolarizamos, le tocó en suerte un colegio público cuyo Consejo Escolar tenía a bien mantener en su Proyecto Educativo de Centro, como una de sus señas de identidad, ser un colegio confesional católico. Aquella circunstancia me llevó a elevar una denuncia ante el Defensor del Pueblo. Pasado un tiempo prudencial, desde la Oficina del Defensor del Pueblo, me hicieron llegar una carta, según la cual, el Consejo Escolar del Centro, a través de su Dirección, había sido conminado a modificar ese punto de su Proyecto Educativo.
Con el transcurrir de los años, tratando pasar de puntillas respecto de estos asuntos, siempre con la esperanza de que el devenir del tiempo se encargaría de desterrar estos malos hábitos, herencia de un pasado confesional nacional-católico, y de que la laicidad de nuestro país, contemplada en nuestra Constitución, fuese asumida por los poderes fácticos, supuesto fue ratificada por el pueblo, se encuentra uno con desagradables situaciones que le conducen a no bajar la guardia frente al irrespetuoso despotismo ejercido desde chantajistas posiciones.
La premura, puesto que se trata de una actividad que se llevará a cabo el próximo día 9, martes, me llevan a confeccionar el escrito que ahora me ocupa. Desearía estar equivocado y dedicar una nueva entrada para pedir perdón por publicarla. Lo cierto es que, para el mencionado día, el Colegio de mi hija, ha programado una excursión a Caravaca, cuyo diseño viene reflejado en la hoja que nos ha llegado a casa, en la cual se especifica: un recorrido a través de la Vía Verde, visita a museos caravaqueños, al castillo y a las Fuentes del Marqués. No menciona nada relacionado con el año jubilar que se desarrolla en Caravaca. Pero hete aquí que, ayer, me informaron que la visita incluirá el hecho de que las niñas/os ganarán (creo que se dice así) el jubileo. De ser así, nos encontraríamos ante una nada baladí circunstancia: se nos estaría privando de esa información a madres y padres, y, por otro lado, la propia actividad iría contra el principio de laicismo del que goza nuestro país, y, por ende, la Escuela Pública. Insisto, deseo estar equivocado, deseo dar un virtual tirón de orejas a la persona que me ha informado, deseo verme obligado a volver a este espacio para pedir perdón por mi osadía de adelantarme a un acontecimiento falso, deseo tener fe en el futuro de un país plural alejado de toda confesión religiosa, donde cada cual, libremente, lleve a cabo todos y cada uno de los rituales que formen parte de su religión. Desde ese deseo, espero que mi hija pueda asistir a una excursión, la cual, le había hecho especial ilusión.

Santos López Giménez