miércoles, 24 de febrero de 2021

Si se callase el ruido (Un año después)

 Audio emitido en Onda Cero, reproduzco el texto del escrito

Cada semana pensaba que sería la última. Escribir y poner voz a lo que uno escribe, para que cada miércoles, a eso de las 12:50, sea emitido aquello que has escrito, en este medio, en Onda Cero Noroeste, se ha venido repitiendo durante el último año, excepto los periodos del verano y la navidad. Todo comenzó el pasado 22 de febrero de 2020, para ese día, preparé un escrito sobre la Doctrina del Shock, y de cómo su puesta en escena asomaba la patita vislumbrando la que se nos venía encima.

No, reconozco que no acerté en el pronóstico, sí en el espíritu de lo que Naomi Klein teorizase cuando escribió el libro “La Doctrina del shock”. La dimensión de lo que nos está ocurriendo es de tal magnitud que, si damos por válidos los supuesto de los que Naomi nos hablaba, sin dejar margen para las consecuencias, entraríamos en un terreno en el que las teorías conspirativas harían su agosto.

Pero claro, como le dijese a una amiga, 20 días después de ese 22 de febrero, cuando nos confinaron, y ella me preguntaba si seguía pensando lo mismo, no se trataba de que hubiese una orquestación planetaria para desarmarnos e ir mermando derechos sociales bajo semejante pretexto, más bien, acogiéndose al Pisuerga y Valladolid, ya se sabe, aprovechando que el uno pasa por la otra, sacar partido de semejante situación; en esas andan demasiados seres humanos, sacando partido de un infortunio de índole planetario, para, sin compasión, modular en su beneficio esta mastodóntica tragedia: como suele ocurrir en los peores momentos, los ricos, cada vez más ricos, y los pobres, no sólo cada vez más pobres, sino que la pobreza avanza a marchas forzadas. Desgraciadamente, en esa otra interpretación, sí que acertó de lleno Naomi Klein.

Desde aquel momento hasta hoy, se han sucedido multitud de hechos, la sociedad, pese a la desaceleración de la cotidianidad, siguió su curso. En España, la oposición política, utilizaba a los muertos de la pandemia como armas arrojadizas con las que tratar de fustigar al gobierno. Los llamados “negacionistas”, tomaron las calles, ensuciaron los medios, sus afines y los menos afines, con toda suerte de falsedades, igualmente, intentando socavar todas y cada una de las normativas que, desde la Administración, se establecían para doblegar la maldita curva de contagios y muerte. En esta indigna posición, no sólo indocumentados anónimos contribuían a ello, sino que, fueron varios los líderes y dirigentes de importantes países quienes les alentaban y azuzaban para anular todo intento de frenar la endemoniada pandemia.

Hemos ido avanzando con el miedo metido en el cuerpo, intentando que la suerte estuviese de nuestro lado, no en vano, contagiarse o no, dependía en parte de ello; hemos sufrido griteríos insoportables, actitudes indeseables, manipulaciones por doquier. Henos aquí, 24 de febrero de 2021, de modo incomprensible, ayer, 23 de febrero, las instituciones celebraban no sé qué, en uno más de los intentos de salvar la cara al rey emérito.

Salvar la cara al rey emérito, además, ha sido la razón por la que en la última semana, la que nos precede, cada noche, grupos de personas hayan salido a las calles en protesta por una sentencia firme, que ha llevado a la cárcel a una persona por las letras de sus canciones, manifestándose contra la misma, dado que constituye una flagrante merma de la libertad de expresión en nuestro país. Al tiempo que, de nuevo el Pisuerga y Valladolid a la palestra, nos está tocando soportar, cómo unos infiltrados violentos, minoritarios, de cuyo salvajismo no parece haber dudas, generan, día tras día, destrozos en mobiliario urbano de Madrid y Barcelona, además de intentar agredir con contundencia a las fuerzas de seguridad. Entre tanto, a los primeros, a esa mayoría de personas indignadas, cuya protesta es lícita y necesaria, se las está masacrando desde casi la totalidad de la prensa española, al tiempo que se les asocia a un tuit escrito por un diputado español, en el que se congratulaba de la reacción de, lo que él dio en llamar,  jóvenes antifascistas, saliendo a la calle a manifestar su protesta contra dicha encarcelación.

En esas andamos, el acoso es inmisericorde, la doctrina del shock, en este caso, no precisa escusa alguna para desarrollarse, a la voz de ya, los medios, hacen piña y van a degüello contra la formación política del diputado tuitero. Llevan así más de un lustro, tanto como vida tiene dicha formación. Sólo el aburrimiento de su inconsistente acoso y las evidencias que vienen aflorando a posteriori, anulan esta vergonzosa actitud mediática.

Como dije al principio, cada semana pensaba que sería la última, ésta también.


Santos López Giménez