La inquina con la que la Historia de nuestro pueblo, de Cehegín, ha tratado a la Plaza del Castillo, merece un estudio psicológico de los gestores públicos que, en cada momento de esa Historia, fueron tomando las funestas decisiones que la han acompañado.
En la secuencia de imágenes que os acompaño, la primera de ellas, ha de ser una de las más antiguas en las que, aún, se podían atisbar los restos del antiguo castillo árabe. Tanto el frontal, de viviendas particulares, como el espacio que ocupan los vestigios de muros del viejo castillo, entre las casas y la torre de la iglesia, conocida como de la Magdalena, fueron destruidos, allá por los años 50 del siglo pasado. Las razones que se argumentan, por conceder ese epíteto a tan aberrante decisión y ejecución, nunca han existido, jamás han sido enunciadas, lo cual, considerando la proximidad histórica de tan flagrante actuación, con el añadido de que el alcalde que en su momento decidiese semejante atrocidad, no hace muchos años que muriese, se quedan en una argumentación meramente caprichosa y cuyo último objetivo no era otro que el de apropiarse de sillares y materiales que a continuación se utilizasen en la creación de nuevos espacios urbanos en zonas alejadas del casco antiguo de Cehegín.
1 comentario:
Es tremendo, todo por la pasta.
Publicar un comentario