miércoles, 18 de mayo de 2022

Clientelismo (Sumisión frente a la barbarie)

 Audio emitido en Onda Cero Noroeste

   Nacimos en un lugar donde las masas elevan a los ineptos

a la categoría de héroes.  (Charles Bukowski)

              

               Imagino que habéis escuchado el concepto clientelismo, refiriéndose a la red humana que determinados grupos políticos generan en su entorno de poder, cuando lo ostentan, y cuyo entramado es tan tupido que desentramar es tarea de una endiablada dificultad.

                                                                            

              Dicho así, no parece que deba alarmarnos su peligrosidad, ocurre que su peligro deviene del modo mediante el cual se va tejiendo en el tiempo. Perverso mecanismo en el que una infame y manchada cadena de favores constituye la materia que da forma a esa tupida red.

 

             De un tiempo a esta parte, con el comodín del populismo, se ha tratado de denostar a posiciones sociales, llevadas a la política, cuya raíz cumplió 7 años hace 3 días. Ese concepto, populismo, tiene tantas acepciones como intenciones tenga el interlocutor de turno.

 

          Lo cierto y verdad es que, gracias a él, las tramas fuertemente enmalladas, han generado épocas de excesiva delincuencia por parte de aquellas y aquellos que obraban su papel de maestros de ceremonias. Y lo más gracioso, lo curioso, lo paradójico, es el cómo los integrantes de la malla, de la tupida malla populista, como si de guardianes a tiempo completo de sus amos se tratasen, defienden sus posiciones incluso sin saber qué les mueve ni el contenido real de su defensa.

 

        La sumisión es su seña de identidad, no en vano, el clientelismo, se encarga de colocar a buen recaudo la zanahoria para que los palos puedan golpear con toda la fuerza que a los cafres les viene en gana. Garantizada la no reacción, se aseguran la respuesta popular a su favor, y de semejante guisa uno puede escuchar, a vuela pluma, a siervos del entramado defendiendo posiciones que, objetivamente, no habría forma de sostener.

 

       Así las cosas, cuesta horrores generar corrientes contrarias al deterioro medioambiental, dado que la máxima del desarrollo económico desaforado prima frente a la conservación de los espacios naturales que habría de ser la única herramienta con la que el ser humano cuenta para garantizar, no solo su salud, sino la del medio natural, otorgando la posibilidad de futuro para la Humanidad.

 

      Aburre, cansa, atisbar que el futuro es una entelequia que no nos pertenece, lo tienen secuestrado y en tu nombre, en el de todas y todos, se le hipoteca con andanadas de falsa prosperidad.

 

       Cehegín, la comarca en su conjunto, la región por añadidura, verá, si la ciudadanía no somos capaces de remediarlo, como la muerte discurrirá por el cauce de una de las dos vías fluviales que lo bañan, la que el río Quípar representa, y su manto de muerte y desolación fluirá hasta la principal vía regional, la del Segura. Todo ello, bajo el auspicio de individuos e individuas a quienes tu salud y tu futuro les importa nada, y que no les temblará la mano para firmar el comienzo del desagüe de la mina que arrastrará ingentes cantidades de metales pesados generando ese drama natural y humano.

 

       Gritemos muy alto, no a la apertura de la mina a cielo abierto de Gilico, no en mi nombre. Hay que parar esa agresión mortal contra los seres vivos que poblamos un espacio que nos pertenece. Si te importan el futuro de tu gente, el de tu tierra, si tu futuro merece la pena preservarlo de la codicia económica que arrasará nuestro espacio vital, obligados estamos a pelearlo con uñas y dientes.


Santos López Giménez



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