miércoles, 2 de febrero de 2022

Huelga soterrada, Policía Local, Cehegín.

 Audio Onda Cero, 2 febrero 2022

En la noche del pasado 22 de enero, sábado, ocurrió un accidente de tráfico en la carretera de Cañada de Canara del municipio de Cehegín. Me cuenta, una de las personas que acudieron en un primer momento que, tras atender apresuradamente a los heridos del mismo, se dio aviso telefónico al centro de coordinación de emergencias de la Región de Murcia (112). ¡Cuál es la sorpresa cuando responden a los llamantes que no hay Policía Local en el municipio! Ni un solo policía local en todo el pueblo, en el servicio de noche. Ante tal escenario, los llamantes se hicieron cargo de la situación hasta la llegada inmediata - todo hay que decirlo - de los servicios sanitarios del municipio y, pocos minutos después, de los bomberos del consorcio de Caravaca de la Cruz. Ambos colectivos actuaron, como en ellos es costumbre, con la profesionalidad que les caracteriza.

Al parecer, no era la primera vez que ocurría, por poner un ejemplo, tampoco en Nochebuena hubo patrulla alguna.

El caso es que, según me informan, los agentes de la Policía Local de Cehegín, se encuentran en lucha con el Ayuntamiento. Pero, visto lo visto, no han advertido que las  medidas de fuerza que han elegido para la misma dejan mucho que desear, no sé por dónde andará la legitimidad en su conjunto, pero, la que tiene que ver con la faceta moral, huérfana de humanidad sí que anda.

Sin embargo, en mi opinión, no hemos de rasgarnos las vestiduras. Desde que me reconozco, cuando uno despertó a la vida, es decir, desde la más tierna infancia, más de 50 años atrás, la muletilla de que el médico en lo privado te trata mejor que en lo público, ya estaba allí. No sólo ocurre con la Sanidad, ocurre con la Educación, y como no, ocurre con la Seguridad Ciudadana. Según su profeta, el profeta  de las Derechas mundiales, autodenominadas liberales, conceptuadas como neoliberales, y toda la carga de muerte y destrucción que el concepto de las narices ha acarreado; para dicho energúmeno, Milton Friedman, personaje siniestro con el que la historia de la humanidad ha manchado sus páginas, las privatizaciones habrían de abarcar todas y cada una de las facetas sociales cuya puesta en escena suponga generar pingües beneficios económicos para unos cuantos.

 En eso andan nuestros patrios alumnos aventajados de aquel funesto personaje, que, entre otras lindezas, marcase la hoja de ruta que el genocida Pinochet habría de llevar a cabo en Chile, implantando, tras masacrar al pueblo chileno, un laboratorio económico en el que ese infame concepto, neoliberalismo, tomase cuerpo.

De modo y manera que esos patrios energúmenos neoliberales, llevan décadas con sutileza, dando tiempo al tiempo, desmontando el estado de bienestar, destruyendo todo lo que se construyó desde lo público, y lo hacen con ese sigilo propio de quienes, sabedores de que ninguna época se les resistió, están convencidos de, una vez más, asolar mediante campañas propagandísticas los espacios que, a su parecer, les pertenecen, de ahí su acoso y derribo para alcanzar el único propósito que les mueve, el control económico de todo cuanto sea susceptible de generar riqueza.

En definitiva, el asunto con el que comenzaba mi intervención, esa supuesta huelga encubierta de la policía local de Cehegín, podrá tener todo el sentido lógico y la legalidad moral del mundo, sin embargo, los actuales gestores municipales, no solo no moverán un dedo para solucionar sus reivindicaciones laborales, sino que están encantados de que lamentables hechos como los relatados ocurran, es el modo por el cual, poco a poco, se van haciendo con el beneplácito de la ciudadanía, la cual, siguiendo el perverso guion, contrata seguros de salud, lleva a sus hijos a colegios privados, instala todo tipo de medidas de seguridad en sus casas y en sus empresas, miran con buenos ojos la Seguridad Privada, convencida de que lo público no funciona. De eso se trata, en ello están, nada es casual, la lógica impera, el neoliberalismo, como la banca, siempre gana.


Santos López Giménez






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