Audio emitido hoy en Onda Cero Noroeste (Pinchad para reproducir)
El pasado
fin de semana, dos importantes medios de la prensa española, entrevistaban a
Barack Obama. Escuché la entrevista que Javier Del Pino le hiciese en la SER.
En realidad,
mas que una entrevista al uso, era un “vengo a hablar de mi libro”. Tanto da,
al fin y al cabo, cualquier entrevista a este señor, tendrá como núcleo de la
misma su condición, durante ocho años, como presidente de los EEUU. Su
libro, pretende ser un compendio milimétrico de ese paso suyo por la Casa
Blanca. Comenzando por el cómo llegó a ella, para seguir reflexionando sobre
las muchas y novedosas experiencias que el cargo le proporcionaría. En todo
caso, el libro que ahora presenta, no es sino el primer volumen de una historia
que tendrá continuación en un segundo volumen.
De entre
esas variadas reflexiones suyas, hay una, que destacase durante la entrevista,
según la cual, la mayor controversia que hubo de confrontar con su conciencia,
devino de la posibilidad, que su ruta presidencial le plasmaría, de verse
obligado a firmar órdenes cuya ejecución habría de concretarse con el asesinato
de seres humanos.
En el
programa de radio, con Javier Del Pino, esa circunstancia, les instaló, durante
unos minutos, en una sesuda y algo enmarañada fase, durante la cual, se dijo
mucho, siendo un asunto del que muy poco, se puede decir.
¿Qué se
puede decir al respecto, cuando el país más poderoso del mundo, al que se suele
aludir como referente planetario de las libertades, por sangrantes que sean los
hechos, unilateralmente, sin que ni la ONU ni ningún otro tratado internacional
le respalde, acuda allí donde se le antoje, organizando todo un montaje de
muerte y venganza, asesinando indiscriminadamente, aglutinando en lo que ellos
llaman daños colaterales, para referirse al conjunto de seres humanos
asesinados que dejan, sin que fuesen su objetivo, para acabar con la vida de un supuesto terrorista
internacional?
El hecho es
que, ese mal augurio suyo, le puso ante la tesitura de firmar la ejecución de
Bin Laden. Si tenemos en cuenta que, con
el mismo operativo, ante las acusaciones fundadas sobre la persona a la que
pretendían asesinar, pudo ser detenido y ajusticiado ante la Corte
Penal Internacional de la Haya.
Dice Obama
en su libro, refiriéndose a la mencionada operación para asesinar a Bin Laden:
“La primera y la única vez en mi presidencia que no necesitamos venderle a
la gente lo que habíamos hecho: no tuvimos que defendernos de ataques
republicanos ni responder a acusaciones…”
Un mundo en el que sucede lo relatado, en el que las voces en su contra, a nivel de los Estados planetarios, a nivel de la ciudadanía mundial, es nula, que además otorga el premio nobel de la paz a la persona que ejecuta, con su firma, tales acciones, no es el mundo al que, como seres humanos, deberíamos aspirar. Esa sí que es una gran afrenta global, afrenta que nos despoja y aniquila como seres humanos.
Santos López Giménez
1 comentario:
Cuando una civilización y la cultura que la sostiene ha perdido el sentido y el significado vital que la sostiene está enferma y si el país que la bandera rompiendo la baraja de la justicia internacional esa civilización está enferma eso nos tiene que hacer ser más críticos con lo que vemos y oímos.jose Manuel García Camacho
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