Escribía
uno, y me publicaba el diario La Verdad, el 3 de diciembre de 1997, un artículo
al que titulé “Buenos españoles”, cuyo último párrafo es el que sigue: “Demandaría,
humildemente, que echemos mano del sentido común, y no caigamos en la cínica
trampa que nos están tendiendo, de comparar, con toda la desfachatez del mundo,
el régimen franquista con los años de gobierno del PSOE”.
Si el breve contenido de ese
final lo extrapolamos a nuestros días, recordemos que han pasado 23 años, su
contenido no desentona respecto del argumentario y las vociferantes andanadas
que determinado grupo, al que me cuesta denominar político, viene ejerciendo durante
los últimos meses. Por citar una de las últimas lindezas de su líder, el pasado
mes de septiembre, en sede parlamentaria, y no la más agresiva, tuvo a bien el
personaje de calificar al gobierno actual de ser el peor gobierno de los
últimos 80 años. Dicho así, y considerando los parámetros que durante los
últimos 40 años han estado en boca de millones de ciudadanos y ciudadanas,
utilizando frases del tipo “no todo lo hizo mal el régimen franquista”,
parecería lógico, normal, poder hacer semejante comparación y que a una mayoría
no le rechine el muy desagradable contenido de dichas palabras.
Hablamos de un Régimen
genocida, miles de exiliados, miles de desaparecidos, libertades anuladas, y
aún hemos de soportar que, desde la tribuna parlamentaria, desde la que ha de
manifestarse la soberanía del pueblo español, se trate de humillar nuestra
dignidad.
La llamada ley de partidos,
que saliese adelante durante el segundo gobierno de Aznar, la cual se
confeccionó con la única intención de ilegalizar a Batasuna, por sí misma,
contiene suficientes elementos para la ilegalización del grupo, al que sigo
negándome a llamar político, del cual parten afirmaciones como la citada.
Hago mías las palabras, del
último párrafo del artículo que escribiese, el pasado 10 de septiembre, el
periodista Antonio Maestre, refiriéndose a la Ley de Memoria Democrática, cuyo
anteproyecto de ley fuese aprobado cinco días después. En dichas palabras,
Maestre, analiza las diferencias y similitudes entre la ilegalización de
Batasuna, frente a la que se pretende de la Fundación Francisco Franco con
dicha ley, y a su vez, de dicha Fundación con respecto a VOX; dice así:
"VOX es un
partido franquista. No solo por sus ideas, sino también por sus vínculos.
Existen menos pruebas de la vinculación de los partidos abertzales ilegalizados
con ETA, que los de VOX con el Franquismo y la Fundación que quiere ser
ilegalizada. Si la democracia española es militante, como ya lo ha sido en
determinados aspectos, tiene que serlo con VOX e iniciar el proceso de
ilegalización si se aprueba la nueva Ley de Memoria Democrática. Si el partido
de Abascal no indica de manera inequívoca y unívoca en sus estatutos el rechazo
a la dictadura de Francisco Franco, y la condena de sus crímenes, no es digno
de participar en nuestra democracia. Sin juegos dialécticos, sin hablar de
condena de los totalitarismos. Porque si no les valió a los partidos
abertzales, no tiene que valerle a VOX".
Santos López Giménez
Audio del escrito en su emisión en Onda Cero Noroeste
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