El Fiscal Valerio
Pido permiso para hablar del sufrimiento de un ser humano, para hablar de cómo las estructuras del Estado, la tela de araña mafiosa que las sostiene, puede desvalijar toda una existencia, toda una vida. Ello, después de que la víctima cometiese la osadía de indagar e investigar, variados asuntos, a cual más comprometedor desde la perspectiva de los dos grandes partidos, PP y PSOE, a quienes salpican, o tienen amigos con intereses económicos que podrían ver peligrar sus privilegios, después de que el osado Valerio decidiese que eran punibles y susceptibles de tal investigación.
Repasemos las causas e investigaciones en las que, en su momento, participase Emilio Valerio, y que, a la postre, no son sino la razón última por la que el Estado pretende tenerlo bien pillado bajo una amenaza continua, a modo de chantaje:
Instruyó en el País Vasco un caso
que fue la punta de lanza contra los GAL: el asesinato de
Santiago Brouard en 1984; destapó el caso Gürtel en Majadahonda,
Boadilla y Pozuelo; se ocupó de investigar el Tamayazo: compra
de voluntades para que no pudiese gobernar la Izquierda en Madrid; investigó el
trágico accidente de Spanair en Barajas; el controvertido caso de ‘El
Nani’, con lagunas legales ocultas que implicarían a demasiados altos
cargos del Estado; a su vez, tramas medioambientales y urbanísticas, con
decenas de intervenciones en los Ayuntamientos de distintos municipios de la Comunidad
de Madrid; por último, destapó en Murcia el robo del agua y la contaminación
de los acuíferos del Mar Menor.
Curiosa disparidad de casos, cuyas
caracterizaciones confluyen, todas ellas,
en las inmediaciones de los poderes reales. Ello nos lleva a concluir
que, aún desde la disparidad, una tupida red delictiva se intuye. No se
explicaría, de otro modo, esa desaforada, y fuera de toda lógica, actuación de
la Hacienda Pública, bloqueando las cuentas de Valerio, no existiendo casos
abiertos contra él: los jueces absolvieron a Valerio de los 15
presuntos delitos fiscales por los que el Ministerio Público
solicitaba para él 37 años de prisión, y una multa de 4,5 millones, por
presunto fraude en el impago del IVA en sus empresas de bodegas y de hostelería
en Navarra entre los años 2013 y 2016.
Especialmente significativo, en
nuestro ámbito geográfico, en la comarca del noroeste murciano, digno de un
profesional íntegro, fue su intervención en el caso del robo del agua en la
Región de Murcia. Retrotrayéndonos en el tiempo, son los años 90, cuando la
Mafia agroforestal organizada puso en marcha su maquinaria de destrucción y
muerte: mastodóntico y dramático incendio, el de Moratalla, en el 94. Dio paso
a que personajes del hampa hidrológica, transformasen espacios forestales en
regadíos bajo ciertas normativas, hechas a medida: plantaciones de nogales
pasarían a ocupar espacios quemados bajo el diseño milimétrico que la
Administración les proporcionó. Lugares como El Chopillo, que pasó de tener inscritos 0,0065 hm3 a 6 hm3 en disponibilidad de
agua, se vieron afectados por estos criminales desalmados. Todas y cada
una de las fuentes que nuestra comarca alberga pasaron a ser controladas
directa o indirectamente, por estas mafias, acarreando sus aguas hacia lugares
donde los intereses económicos les vienen aportando pingües beneficios.
Y mientras
al fiscal Valerio el Estado lo castiga, dejándolo en suspenso, las mafias del
agua continúan intimidando a toda aquella persona que cuestione o no acceda a
sus caprichos devastadores.
Más que
nunca, cuando la falta de agua adquiere tintes de plaga bíblica, no olvidarnos
del fiscal Valerio es una obligación moral ineludible.
Santos López Giménez
(Profesor de secundaria, en el Ciclo
de Aprovechamiento y Conservación del Medio Natural, colaborador de Caralluma y
del Consejo de Defensa del Noroeste)
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Pd: Artículo publicado en El Noroeste, el 12 de mayo de 2023.
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