miércoles, 27 de abril de 2022

Gilico: destrucción y muerte (Ecocidios comarcales II)

 Audio emitido en Onda Cero Noroeste, 27 abril 2022

Buenas tardes, Julio:

                       "...en cuyo fondo pudieran depositarse cantidades ingentes de metales pesados que, de ser removidos por esta nueva aventura del capital, el peligro de afección se convertiría en un potencial de enfermedad y muerte para el medio y para los seres humanos que lo poblamos cuyas consecuencias son imprevisibles".

                Así terminaba uno la intervención de la semana pasada, cuando nos referíamos a las muchas, y prolongadas en el tiempo, agresiones medioambientales en nuestra comarca. En ese punto dejaba uno el relato, cuyo recorrido será ante todo dramático. Ese será el punto de partida a una actividad cuyo comienzo está previsto para después del desagüe que se ha de llevar a cabo, y cuya primera afección, sin que aún no se realice la labor extractiva que se pretende, en sí misma, será toda una declaración de principios sobre lo que esa empresa canadiense, con la aquiescencia de nuestro ayuntamiento, tienen en mente realizar.

           Por tanto, situemos el objetivo de nuestro desvelo de inmediato futuro allí donde la incidencia más dolorosa tenga al ser humano como diana.

          La actividad industrial y minera arroja al ambiente metales tóxicos como plomo, mercurio, cadmio, arsénico y cromo, muy dañinos para la salud humana y para la mayoría de formas de vida.

           La peligrosidad de los metales pesados es especialmente dañina al no ser química ni biológicamente degradables. Una vez emitidos, pueden permanecer en el ambiente durante cientos de años. Además, su concentración en los seres vivos aumenta a medida que son ingeridos por otros, por lo que la ingesta de plantas o animales contaminados puede provocar síntomas de intoxicación, siendo también carcinogénicos. Echad un vistazo, en estudios epidemiológicos de salud pública, a la distribución en áreas mineras, y comprobad el índice de enfermedades cancerígenas respecto de áreas no mineras: revelador e inquietante. 

Amplio abanico de despropósitos, que conviene recordar a modo de corolario:

El método de minería a cielo abierto genera enormes impactos ambientales, entre otros, Contamina el aire, ya que, durante esta actividad se generan grandes cantidades de materia fina, polvo tóxico, químicos pesados absorbidos por animales y seres humanos.

Por otra parte, Contamina las aguas superficiales. Ya que, si los residuos químicos no son debidamente tratados y almacenados pueden filtrarse hasta los caudales próximos, contaminándolos y disminuyendo la vida presente en los mismos.

Además, Daña a acuíferos subterráneos, puesto que los desechos contaminados suelen ser lavados por el agua de lluvia, la cual se filtra hacia el subsuelo, ocasionando la contaminación de los yacimientos de agua subterráneos.

A su vez, impactos sobre la flora y fauna, amén de la indefectible modificación del paisaje. No olvidemos que el entorno minero de Gilico encierra valores medioambientales de primera magnitud, incluida la fisonomía actual, las extracciones del pasado, le confieren una apariencia exótica que, por sí misma, naturalizada en el tiempo, genera un foco de atracción muy destacado por la infinidad de visitantes anónimos que suelen acudir a la zona, la cual, sin haber sido planificada al uso como tal, encierra una gama amplísima de elementos antrópicos y naturales cuyas características serán aniquiladas.

En cualquier caso, el hecho de que administrativamente, la zona, pertenezca al término municipal de Cehegín, no evitará que las circundantes, y equidistantes, poblaciones, respecto del complejo de Gilico, tanto en concepto de términos municipales, como de núcleos urbanos, se verán afectadas con la misma intensidad.

Dado que la documentación de la administración regional, para dar vía libre a la explotación, está muy avanzada, y los plazos vencen en cuestión de meses, o reaccionamos como población comarcal o el desastre está servido.

Santos López Giménez



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