jueves, 21 de enero de 2021

Fijación enfermiza por generar desequilibrios en el medio natural

 

Audio en Onda Cero Noroeste

La fijación de las Administraciones públicas por llevar a cabo desbroces y limpiezas, que así les llaman ellos, cuando no, directamente, encauzar con hormigón, cauces de ríos y/o acequias, es enfermiza. Viene de lejos, se implantó como el modo de hacerse eco, para sacar partido, ante  esas opiniones, absolutamente profanas, según las cuales, la eliminación de zarzas u otras muy diversas formas botánicas, incómodas, es necesaria porque enredan y obstaculizan el paso de seres humanos, alegando, las más de las veces, el falaz argumento de que evitan riadas; seres humanos para quienes el medio ambiente, a lo sumo, es un parque temático. Agradando a ese gran público al que jamás se le educó para otra cosa que no tuviese que ver con el consumismo y la minimización conceptual de la complejidad del medio natural.

A su vez, cubren las expectativas de aquellos que consideran que "la educación ambiental fue una invención de progres trasnochados, quienes, amparándose en ecologistas bohemios y fuera de la realidad", ningún futuro le otorgaron. Por tanto, a día de hoy, cualquier atrocidad medioambiental, sigue fuera del abanico de posibilidades para que estas cosas pasen factura electoral. Quienes así obran, hacen lo que ese gran público les demanda: limpieza máxima de riberas, bajo el perverso argumento de que, a buen seguro, sólo son obstáculos, en el caso de ramblas y ríos, y perjuicio estético, en lugares pintorescos dotados de alguna forma de protección local, según la percepción ruin y miserable imperante, con el añadido argumentar de que sirven de alojamiento a alimañas, refiriéndose a determinados mamíferos y reptiles, otro término diabólico utilizado con absoluta mala fe.

Bajo ese manto pastoso que la historia reciente nos ha legado, el conocimiento de nuestro entorno es fundamental no sólo para entender los procesos ecológicos que rigen su devenir, su dinámica, también, lo más triste, su desconocimiento ha contribuido, de qué manera, al desapego por el medio, consecuencia de esa ignorancia, haciendo fuerte aquella máxima según la cual es imposible amar lo que no se conoce.

En ese marco, teniendo en cuenta los argumentos mencionados, hemos de concebir el cómo y porqué del desaguisado que, desde el pasado mes de noviembre, se viene ejecutando en las Fuentes del Marqués de Caravaca. La eliminación de todo vestigio vegetal, en una de las acequias que discurren por el paraje, y que ha seguido realizándose, sin que ningún control técnico, que tuviese en cuenta las afecciones medioambientales que ello conlleva, lo convierten en el último gran ejemplo, en nuestra comarca, de aquello que jamás debiera realizarse en espacios naturales cuya evolución y desarrollo dependen de la conservación de esas poblaciones botánicas, diversas en especies y funciones que desarrollan, las cuales, a su vez, son garantes de las poblaciones animales que las aprovechan para su pervivencia y su protagonismo contribuyendo al equilibrio ecológico de estos privilegiados lugares.

Cuando Darwin intentó comunicar a la sociedad de su tiempo las razones en las que basaba su teoría de la evolución de las especies, utilizó como sencillo marco escénico, en el último párrafo de su obra “El origen de las especies”, a modo de reflexión final, un ribazo. En él, ubicaba una amplia variedad de especies vegetales y animales, las cuales interactúan las unas con las otras dinamizando la lucha por la vida y la consiguiente evolución de todas ellas. No hablamos ni de un capricho ecologista, ni de una menudencia científica, hablamos de la vida en su máxima expresión, tal como se desarrolla en el medio natural, condicionando nuestro futuro, como seres vivos, en el gran ecosistema planetario.

Santos López Giménez

Nota: Fotos cedidas por Caralluma









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