La perversión viene
persiguiendo, desde los mal llamados tiempos de la transición, al Sistema
Educativo español. Aquello que en las calles, en las casas, era un mantra desde
primera hora: "no remuevas temas que ocurrieron hace tantos años", se convirtió
en referente para ni siquiera ser estudiado como parte de la Historia reciente
de España, en nuestros Colegios e Institutos.
Es paradójico, que, hace 45 años,
se dijese "no hay que remover lo que ocurrió hace tantos años", y
que, el devenir de la lucha humana de familias, organizadas en torno a la ARMH
(Asociación para la recuperación de la Memoria histórica), haya conseguido,
durante los últimos 20 años, lo que, en buena lógica, desde un primer momento,
tras la muerte del dictador, y el advenimiento de un régimen de libertades,
debió producirse sin que ni siquiera dicha asociación hubiese tenido que tomar
las riendas para enfrentarse a semejante y atroz injusticia. No obstante,
queda mucho camino por andar para que, todas y cada una de las familias que
reclaman la dignidad que supone recuperar el cuerpo de sus familiares
asesinados, sea un hecho sólido, contundente y literal.
Recientemente se ha reemitido de
"El silencio de otros", en la 2 de TVE, en concreto, el pasado 23
de septiembre, que si bien data, como documental cinematográfico, del año 2018,
y que fuese grabado durante seis años, su reemisión ha sido gracias a la
consecución de dos premios Emmy: al mejor Documental, y al mejor Documental
Político, habiéndose obrado el milagro de su nueva puesta en escena. En este
documental, se ponen de manifiesto las muchas trabas que los familiares de
víctimas de la represión franquista han tenido que soportar para conseguir algo
tan humano y tan justo como era tener la posibilidad de que se exhumasen los
cuerpos, casi siempre alojados en fosas comunes, de sus familiares asesinados.
Aunque, bien es cierto, el documental no sólo alberga estas historias de
asesinados y desaparecidos, sino que también ilustra el sufrimiento de personas
torturadas durante el franquismo y los posteriores años a la muerte del
dictador; así como, otra salvaje e inhumana práctica, como fue aquella de robar
bebés recién nacidos, por parte de estructuras organizadas de sanitarios,
religiosas y otros personajes de la vida administrativa, próximos a las
administraciones públicas.
Esos hechos, que no encontraban
amparo en la Justicia española, fueron trasladados, por familiares y víctimas,
a la Justicia argentina, y, si bien, los asesinos y cómplices necesarios, de
todas aquellas aberraciones, no han podido ser juzgados como merecían, sí es
cierto que se abrió un camino de esperanza para estas personas.
Al tiempo que esta circunstancia
paradójica se producía, como indiqué al principio, nuestro Sistema Educativo,
permitía, por absoluta dejación en sus obligaciones para con la Historia y los
estudiantes que habrían de recibir dichas enseñanzas, que los contenidos que
hiciesen referencia a ese periodo histórico, de vital importancia para nuestras
propias vidas, que nos permitiesen saber cuál era nuestro lugar en la Historia,
y cuáles fueron las víctimas, y su número, que sufrieron la salvaje reacción
del franquismo en nuestro país, lleve décadas sin que nada se haya hecho al respecto,
con el desolador paisaje de comprobar cómo, promoción tras promoción, los
estudiantes de secundaria, acaban su periodo educativo sin tener idea de qué es
aquello de lo que se les habla cuando del periodo histórico, que abarca desde
1936 hasta 1975, se les pregunta.
Santos López Giménez
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