La repercusión que del mismo pueda derivarse es
imprevisible, en condiciones normales, habría de servir para que los poderes
políticos tomen nota y, de una vez, se ejecuten todas y cada una de las leyes
que pretendían defender al Mar Menor y, por ende, a todos y cada uno de los
entornos acuáticos que están siendo agredidos de manera sistemática sin que los
poderes medioambientales detengan en seco esa sangría de contaminación que está
acabando con la vida, incluida la del ser humano.
En nuestra comarca, pero no solo en ella, consecuencia del
alcance real que tendrá, la explotación de la Mina María en Gilico, supondrá la
mayor afrenta medioambiental que imaginar podamos. El río Quípar será la
primera gran víctima del infausto proyecto que los grupos políticos PP y Ciudadanos,
en sus correspondientes etapas con responsabilidad de gobierno municipal, en
Cehegín, han dejado fluir, con la mirada para otro lado del PSOE, el cual, en
ningún momento, públicamente, ha manifestado su oposición al atroz proyecto.
Pero, qué duda cabe, dadas las características del lugar, no
solo el Quípar, que ya es decir, las zonas esteparias próximas a la explotación,
las aves que las habitan; el propio monte mediterráneo que acompaña a la misma; las emisiones en forma de partículas en suspensión que el viento portará en un
radio de difícil estimación, y cuya diana última, además de espacios agrícolas, tan importantes como los arrozales y los viñedos, ambos con Denominación de Origen, serán los núcleos urbanos que
ocupamos, muy próximos en el radio de acción de la explotación; todos ellos,
seremos víctimas, no ya de la explotación, sino de nuestra propia dejadez, de
nuestra propia desidia.
Recordad que hablamos, como agentes que interaccionarán
sobre el medio natural y humano, entre otros elementos, de gravísima
incidencia, de metales pesados, cancerígenos para el ser humano.
En este contexto, os propongo que, desde la laguna que
colmata la mina a cielo abierto, que volverá a ser explotada, si no hacemos nada
por evitarlo, nos concentremos el sábado 12 de agosto, a la hora propuesta por los
organizadores de Abrazo al Agua, y de este modo hagamos visible la aberración
medioambiental y humana que supondría la explotación de Gilico.
La laguna, en sí misma, naturalizada tras más de tres
décadas de existencia como tal, ya que fue el producto de una riada del Quípar
que colmatase el espacio explotado hasta ese momento, alberga algunas especies
animales y vegetales propias de espacios acuáticos y humedales. Solo su
vaciado, llevará implícito el vertido de los metales pesados que se depositaron
en su fondo y cuyo contenido pasaría al cauce del Quípar y de este al Embalse
Alfonso XIII, y a su vez al Segura, todo ello, con la consiguiente contaminación
de aguas y cultivos próximos, y con la incidencia sobre los seres
humanos que no nos veríamos libres del efecto patológico sobre nuestra salud.
Si os parece, si lo consideráis importante, si el tiempo y
vuestras ocupaciones os lo permiten, concretemos esa quedada el sábado 12 de
agosto, a las 12 del mediodía, en la laguna de la Mina María de Gilico.
Santos López Giménez
(Miembro de la Plataforma "No a la Mina de Gilico")
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