En realidad, el panorama actual, no podrá doblegar ni
ilusiones ni esperanzas, por una sencilla razón: por mucho que a veces apelamos
a hablar de Régimen, la realidad nos hacer recordar que convivimos con el mismo
ante el cual, el PSOE, o fue incapaz o no quiso transformarlo, vete a saber por
qué razones. Sin embargo, bajo este sistema, a día de hoy, el PSOE ha gobernado
más años que el PP. Todos ellos, estos datos, no son nada halagüeños, al tiempo
que son el asidero al que aferrarse para comprobar que, salvo hecatombes, que
no serían de extrañar, viendo el devenir de los acontecimientos, según el cual,
el Partido Popular no escatima en sinvergonzonerías del tipo que sean para
perpetuarse en el poder, con todo, seguimos siendo los ciudadanos quienes
podemos y debemos reconducir nuestro futuro.
Pensad una cosa, nimia, sencilla, cotidiana: quienes a diario se
lamentan de los males económicos del momento, sólo eso, esos males, son los que
les preocupan. Bajo ese infame paraguas, ellos hacen lo que Mariano y sus
secuaces, colocan en un mismo plano todas las demás secuelas y consecuencias.
Uno no sabría si, por ignorancia, ingenuidad o, a veces, por una malévola
complicidad con sus ídolos políticos, lo cierto es que la complementariedad
está servida.
Sólo quienes vivimos una parte de aquella infancia en blanco y negro, y
repasamos la dialéctica imperante al final de los 60 hasta la muerte del
genocida, en el 75, podemos entender el esquema que mueve a estas criaturas: conciudadanos nuestros que, muy a nuestro pesar, apalancan, democráticamente, a
un gobierno, generado desde un partido corrupto hasta la médula, el Partido
Popular, que articula todo tipo de tretas legales para aparentar que todo forma
parte de una lógica mayoritariamente aceptada. Y, qué queréis que os diga:
corruptos, falsos, antidemócratas, insensibles al sufrimiento humano, todo lo
que deseéis adjudicarles, pero, son la quintaesencia del ciudadano español de
las últimas tres décadas, no podía ser de otro modo, por eso, delincuentes como
Fabra, sacan pecho sin temblarles el gesto, se saben arropados. De eso se
trataba, de que el pueblo tuviese sus representantes en el Gobierno del país:
henos aquí, piensan ellos.
No, ya no: uno,
personalmente, seguirá manifestando, tantas veces desee, o considere oportuno,
su parecer, su opinión, sus discrepancias, pero, a ver, ingenuidad la justa: ¿por
qué diantres no se vota en masa en este país; cuándo, aquellos que claman contra
todo y contra todos, serán capaces de discernir entre el escenario de la historia
oficial, aquella a la que, desgraciadamente, el PSOE ha contribuido a su
consolidación, y la Historia ,
con mayúsculas, aquella otra que nos fuese robada hace más de 70 años?. No, me
niego a que esas voces truculentas, que nunca sus inteligencias dieron para más,
compartan plano con las voces del dolor, del sufrimiento, con las voces de la
dignidad. Callaos, malditos, cerrad vuestras asquerosas bocas.
Santos López Giménez
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