martes, 28 de mayo de 2024

Obviamente, eres un fascista, qué duda cabe

 El buen hombre, cargado de razones, sus razones, esas razones envenenadas que copia de sus manantiales de odio y fango, me retaba para que fuese uno quien decidiese a quienes habría de eliminar de mi lista de contactos en virtud de su afinidad ideológica y electoral. No era baladí, ni mucho menos ahora, algunos días después, cuando, en apariencia nada ha cambiado pero los referentes se han significado hasta hacer reconocibles, más que nunca, las malas babas y el visceral odio intrínseco de una ciudadanía a la que le hacen falta argumentos negativos, ni pocos ni muchos, menos de cero, para apuntarse al carro del odio.

Ayer, dos hechos embadurnaban nuestra existencia como seres humanos y como sociedad: el Estado terrorista y asesino de Israel, entraba a sangre y fuego en un campamento de ciudadanas y ciudadanos palestinos masacrando y quemando sin contemplaciones; a su vez, la segunda de las vicisitudes que nos delatan como asquerosos seres humanos, incapaces, no solo de reaccionar frente a la infamia, sino de mostrar un mínimo de solidaridad, cuando los hechos que nos contemplan nos hacen también víctimas, dicha vicisitud nos dejaba perplejos, o brutalmente alegres, según qué casos, cuando veíamos como unos malnacidos insultaban impunemente a Irene Montero y Pablo Iglesias en el día en el que uno de los delincuentes que les acosó durante semanas iba a ser juzgado por aquel infernal acoso.
Con lo cual, mi querido contacto, tú decides, te lo dije entonces, te lo digo ahora, la rúbrica es muy sencilla: si mantienes aún la asquerosa teoría de que el Genocidio de Israel es en defensa propia, y si, de otro lado, tus sentimientos están con esa criatura malnacida que acosaba a Pablo e Irene, obviamente, eres un fascista, qué duda cabe.











Santos López Giménez

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