lunes, 23 de septiembre de 2019

No se fragmenta lo que no existe

Hay un problema interpretativo de fondo que, de no resolverse, y no lo hará jamás, nos conduce, a determinados sectores y grupos sociales, a una falsa creencia de pertenencia a un grupo común inexistente.
Lo que en otras latitudes forma parte de los preceptos aceptados por una base social amplia y consolidada, cuyo abanico de alcance es nada sectario, y que poco o nada tiene que ver con la ideología política de sus habitantes, en España, constituye un ramillete de reivindicaciones históricas, muchas de ellas con un carácter delictivo de tipo criminal y genocida, que la Historia, porque así lo decidieron los propios asesinos, se encargase de aparcar, para humillación de víctimas y familias, de modo indefinido.
La sensibilidad de muchas personas, capaces de percibir el sufrimiento histórico de aquellas familias y personas que sufrieron esa afrenta histórica, nos confundió a todas creyendo que ello nos hacía, a su vez, partícipes de un proyecto social y político común. Nada más lejos de la realidad. Desde la perspectiva ideológica, no existe aquello que llamamos Izquierda. Nunca existió, la distancia entre personas de ese ámbito, el tiempo lo ha demostrado, era y es mucho mayor que la que actualmente pueda existir, y valga la burda comparación, entre militantes y/o votantes, incluso candidatas y candidatos, de partidos como PSOE y Ciudadanos.
Insisto, sólo la creencia de una común afrenta histórica pareciera mantener un hilo entre conciudadanos que creen pertenecer al ámbito de aquello que, para desgracia común, jamás ha existido. 
 
Santos López Giménez