miércoles, 1 de diciembre de 2021

Que tu nombre no se borre de la Historia, Almudena.

 Audio Onda Cero Noroeste, 1 de diciembre de 2021

Bien es cierto que nos avisó, no es menos cierto que nos pilló desprevenidos. El pasado sábado, 27 de noviembre, Almudena Grandes nos dejaba, nos privaba de su presencia física; no así de su obra, de los textos que su obra encierran y de la que hemos de estar eternamente agradecidas, agradecidos.

En Inés y la alegría, en sus páginas centrales, Almudena Grandes, relata un episodio que podríamos considerar una metáfora de la Historia de nuestro pueblo, el pueblo español. Según dicho relato, en una de las avanzadillas del ejército de la Unión Nacional que, a través del Valle de Arán, en el otoño de 1944, intentaron restablecer el orden constitucional y de libertad para España, se dieron de bruces con un grupo de prisioneros republicanos condenados a trabajos forzosos y custodiados por soldados del ejército franquista, los cuales ante el discurso libertario que un oficial de la Unión Nacional les estaba enunciando no tuvieron otra ocurrencia que la de salir en desbandada, huyendo, hacia los bosques cercanos. Uno de los personajes, Galán, lamentaba lo ocurrido:


- Esos eran los nuestros, de los nuestros. Esos eran los que no nos habían vitoreado, los que no habían dejado escapar ningún suspiro, ningún grito de júbilo, ni una sola palabra de alivio, los que no habían celebrado su libertad antes de escapar a toda prisa de nosotros. Esos eran los nuestros, los que huían de los suyos, nosotros, los hombres que los habían liberado, los que habían cruzado la frontera para derrocar al tirano que los mantenía presos, cautivos, condenados a trabajos forzados por haber luchado una vez a nuestro lado. Preferían ese cautiverio a la libertad que les habíamos ofrecido, la libertad de volver a luchar, con las armas en la mano, por su propio futuro, por el futuro de sus hijos...


- Es que estás equivocado, Galán..., Lo que te ha pasado no es tan raro, porque aquí nadie vive en paz. No estamos en un país pacificado, sino en un país ocupado. Hasta que no entiendas eso, no entenderás...

España está llena de gente como yo, Galán. Gente que habría dado cualquier cosa, media vida, por salir de aquí en el 39, y que tuvo que quedarse para abarrotar las cárceles, para escuchar sus sentencias de muerte, para dormir durante treinta años en una baldosa y media de suelo sucio, con el cuerpo lleno de heridas gangrenadas, comidas por la sarna. ¿Y cómo quieres que estén? Pues muertos de miedo, claro. ¿Cómo no van a tener miedo, si les han pegado tanto que ya no se acuerdan ni de quiénes son? Pero otros están de pie, siguen estando de pie y os están esperando… Yo os he estado esperando durante cinco años, así que a mí no me preguntes para qué has venido. Si no lo sabes, lo mejor que puedes hacer es volver.

Era la respuesta de Inés a Galán, tras la enorme frustración, la gran desolación, que el episodio le había generado.

Y cuando la obra está tocando a su fin, años más tarde, en la cronología de la historia contada, Galán reflexiona como sigue:

- Hemos hecho muchas cosas mal, pero también hemos hecho muchas cosas bien, ¿y sabes por qué? Porque nunca nos hemos estado quietos. Hemos hecho muchísimas cosas, y hemos tenido que hacerlas solos, sin la ayuda de nadie. Los únicos que no han hecho nada mal, son los que no han hecho nada, porque esa es la única manera de no equivocarse. Yo nunca me arrepentiré de ser comunista.

Hasta siempre, Almudena.


Santos López Giménez