martes, 30 de abril de 2019

El Sistema

El sistema no se para. El sistema tiene mecanismos feed-back (retroalimentación), según los cuales, da igual quien ocupe, por aquello de la escenificación electoral, el gobierno del país que okupamos, porque claro, no es nuestro, es del capital, y a ellas, a ellos, debemos pleitesía. Dejémonos de ilusiorias perspectivas, analicemos qué hizo este manipulable ente, al que el sistema le ha otorgado la victoria electoral, en ocasiones anteriores: siempre que las cuentas le dieron, no miró para ningún otro lado que aquel que le marcaban los titiriteros marionetistas, sus jefes, el capital. Coyunturalmente, el sistema tiene previstos momentos excepcionales, de ahí que permita ciertas veleidades sociales para tener a mano un colchón que, llegado el caso, haga cuadrar los números para fingir que el pueblo tiene algo que decir. Pero, duran poco esas algaradas del sistema, sus recursos para pararlas son infinitos. Las cloacas hacen su trabajo; los afines, salen rápidamente, sin haber hecho nada al respecto, y afirman con rotundidad que las cloacas ya son historia: la cara no se les cae de la vergüenza, son fieles integrantes de las mismas.
No se para, no divaga, tiene sus tiempos, hace lo que debe, les va mucho en ello: no les importan los resultados posteriores, tienen claro que es oscilante su quehacer, las reglas son las reglas, el desgaste no existe, existe una supuesta decepción de unos seres humanos que están ahí como consumidores, no como receptores de derecho alguno, no por otra cosa. Qué más dan las decepciones, los números al sistema siempre le cuadran.