sábado, 20 de diciembre de 2008

Infames y cobardes

Me había propuesto no hablar de ellos/as, no se puede hablar de quien no existe, mucho menos de palabras escritas por semejantes Entes, por mucho que éstas sean insultos, o precisamente por eso. No, no es de ellos/as de quien hablaré, es a sus alter-ego a quienes me referiré: es preciso ubicar el contexto en el que se circunscribe lo que sigue.
Ayer, viernes 19 de diciembre, a mediodía, en SER Noroeste, el locutor hablaba de la huelga general y la marcha que el pueblo calasparreño había emprendido hacia Murcia para protestar contra el cierre, y el consiguiente despido de cerca de 400 trabajadores/as, de la empresa Conservas Fernández. Una muy importante noticia que no merecía, en mi opinión, ser tratada del modo empleado por el periodista, ya que, aunque no tuve ocasión de escuchar todo el contenido de la misma, sí que escuché la reflexión que hacía en torno a los, según él, muchos comentarios, introducidos por anónimos, en la página web del Ayuntamiento de Calasparra, descalificando al Gobierno Municipal, por, siempre según sus palabras, estar utilizando políticamente esta circunstancia para beneficio del PSOE calasparreño, a la postre, partido que gobierna en Calasparra. Además, hablaba de insultos y otras descalificaciones hacia los propios trabajadores; llegaba, incluso, a trasladarle el asunto a un representante sindical, el cual, entraba al trapo y trataba de dar explicaciones a unos comentarios que, de no existir sus emisores, no merecen ser tenidos en cuenta. Este tema, el despido de 400 trabajadores/as, es de una importancia vital, no sólo para Calasparra, para toda la comarca; la sinvergonzonería de sus gestores es de tal magnitud que no entiendo a cuento de qué se entró a diseccionar lo que jamás debiera de ser noticia. Menciono este caso como ejemplo de aquello que, en mi opinión, se está convirtiendo en un muy mal hábito, por parte de personas que, creyendo actuar de buena fe, dan cancha a siniestros personajes, cobardes, incapaces de dar la cara y defender posiciones de toda índole con la palabra y la fuerza del raciocinio: escondidos tras un anónimo creen tener derecho a insultar bajo el amparo de la libertad de expresión. Un respeto: la libertad de expresión, ante todo, enaltece la dignidad de los seres humanos.
De un anónimo poco se sabe, de quienes les dan cancha sí. Acabo de citar a aquellos que de buena fe los sacan a colación, pero, me temo que existe otro tipo de personas que, dudo mucho que de buena fe, suelen referirse a envenenados comentarios que han leído aquí o allá contra tu persona; eso sí, te dicen que lo firmaba un anónimo. Qué queréis que os diga, cuando eso ocurre, estamos ante una persona que pretende hacernos daño, y lo hace bajo la excusa del anónimo. Pero, además de éstos/as, existe otra forma de dar cancha a impresentables criaturas, que delatan y descalifican a sus promotores, hablo de individuos identificados, en ocasiones con importantes cargos públicos y/o políticos, en cuyos blogs o páginas tienen enlaces con otros blogs o páginas donde se practica toda esa despreciable verborrea.
En fin, que nadie se rasgue las vestiduras, ante tan infames energúmenos, sólo se me ocurre una actitud, la indiferencia.
Santos López Giménez