viernes, 17 de diciembre de 2010

Wikileaks

El goteo es incesante. Algunos grandes medios escritos se encargan de vehicularlo. Las reacciones son variadas, el goteo está dando mucho juego. El fenómeno da buena cuenta de por dónde andan las sociedades que pueblan el planeta, y eso, a su vez, denota la sintomatología de la globalización. Del cúmulo goteado, y acumulado, ya deberían estar en marcha diversos procesos judiciales contra los unos o los otros. Demasiada información acusatoria como para que sea la estrategia Don Tancredo la que prima. Más bien parece que lo que estuviese en juego fuese una sesuda partida de cartas en la que el único afán, de señalados y defensores de la libertad de expresión, sea focalizar a quien repartió las cartas, olvidando el contenido de las mismas. Así, está ocurriendo que existe una cierta confusión entre los mencionados señalados y defensores, de modo que es difícil saber el grupo que habría que asignar a cada cual, sobre todo cuando de miembros de colectivos políticos o de determinados gremios próximos a la judicatura se trata.
Es inquietante el silencio de aquellos significativos señalados, en algunos casos, con relatos tan elocuentes de sus tropelías, que su actitud bien parece la de quien vela por el buen funcionamiento de esta puesta en escena. De modo y manera que, ante lo inevitable del goteo, dejan que fluya, si es posible a mansalva, consiguiendo la cuadratura del círculo: por un lado, ante esa ingente cantidad de información, pasarán desapercibidos multitud de hechos reprobables, quedando a salvo una mayoría de señalados; de otra parte, el listón bajará tanto que, de cara al futuro, se vislumbra en lontananza un tupido monte de orégano.
En todo caso, aunque el ventilador parece repartir a diestro y siniestro, considerando lo inútil de los procesos "normales", que va dejando impunes a multitud de sinvergüenzas, no parece que de ésta vayan a salir imputados y/o castigados, aunque sólo fuese moral y socialmente. De lo que si podéis estar seguros es de que los grandes perdedores de este tinglado, como viene siendo costumbre, serán los movimientos de izquierda. Si algún corolario es posible dejar, es que son pocos los fenómenos socio-políticos planetarios casuales.

Santos López Giménez

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