martes, 26 de enero de 2010

Modelos de sociedad

La derecha, dada a hurgar allí donde los semilleros de votos le puedan ser propicios, suele echar mano de éste, y otros variopintos y caducos asuntos, por tal de mantener, en unos casos, o recuperar, en otros, el poder, "su poder", ese que creen les viene por delegación divina. De modo y manera que, utilizando estratagemas eclesiásticas, recurren al miedo como su mejor herramienta para tal fin. Estos días, sin saber ni cómo ni por qué, sesudas mentes peperas, sacan a colación la necesidad de la cadena perpetua.


En el escrito que os dejo, que escribí hace poco más de un año, bajo el título "¿Castigo o Rehabilitación?", os daba mi parecer respecto de un asunto, como es la pena de cárcel y su supuesta acción rehabilitadora de seres humanos, al que la sociedad suele dar la espalda, y del que sólo se acuerda cuando tendenciosos personajes claman al cielo, pidiendo justicia, frente a hechos sangrantes, abusando de momentos de dolor ajeno. Para no repetirme, mejor dar paso a lo que entonces escribí:


¿Castigo o rehabilitación?

La celebración, el pasado viernes, 10 de octubre, del Día Mundial contra la Pena de Muerte, así como lamentables hechos acaecidos recientemente en nuestro país, me han llevado a elaborar la siguiente reflexión:
Todo depende del modelo de sociedad que, democráticamente, estemos dispuestos a asumir. La Justicia, en España, no es ni más buena ni más mala que en otros países. Me refiero a países dotados de sistemas constitucionales cuyo espíritu esté cargado de civismo y respeto por el ser humano; sin embargo, sí que es mejor respecto de buena parte de nuestra Historia: en este caso, la evolución se ha dado a saltos, con altibajos significativos que nos fueron retrotrayendo en el tiempo. Por otra parte, nuestro Sistema Judicial actual, en su conjunto, incluidos nuestro Código Penal y nuestro Sistema Penitenciario, se fueron reconfigurando, a lo largo de estas tres últimas décadas, al modo y manera que los ciudadanos creímos conveniente, siendo nuestros representantes políticos, elegidos democráticamente, quienes le fueron dando forma. Grosso modo, se trataba de perfilar un Código Penal, que tuviese muy en cuenta quiénes serían los destinatarios últimos de su articulado, es decir, seres humanos. Como tales seres humanos, las penas impuestas, consecuencia de la ejecución de hechos delictivos, habrían de tener una finalidad acorde con los principios de civismo y humanitarismo, cuyo último objetivo es la rehabilitación de seres humanos necesitados de la sociedad para poder reintegrarse en ella. Ese, y no otro, se supone, ha de ser el fin que persiga nuestro Sistema Penitenciario. El por qué se establece que la sociedad haya de velar por la reinserción social de estos seres humanos, es el punto desde el cual seguir planteándonos si el modelo actual, de nuestros Sistema Penitenciario y Código Penal, tengan que ser modificados. Desde luego, si dejasen de tener ese objetivo, rehabilitar y reinsertar a seres humanos, estaríamos ante un retroceso enorme, una tristísima vuelta atrás, que a nadie beneficiaría, digo bien, a nadie. Pero, lo cierto y verdad es que cada vez más personas, o tal vez las mismas de siempre, abusando del dolor ajeno, con mucho ruido mediático, claman por los cumplimientos íntegros de las penas, cuando no por la reimplantación de la pena de muerte. Perversa argumentación la que suele salir a la palestra, se juega con el chantaje emocional, te plantean tu posición si te hallases ante situaciones trágicas como el asesinato de un familiar. Pues bien, en mi opinión, el hecho de que la sociedad se dote de unas determinadas herramientas, articuladas a través de su Sistema Judicial, no es sino el modo de autorregular y controlar las desmedidas reacciones que, como seres humanos, en esas ocasiones, nos ponen a todos en el trance de ejecutar las más malévolas actuaciones contra quien nos hizo daño. Obviamente, esas herramientas, se han ido incorporando desde la frialdad intelectual: no puede ser de otro modo, de lo contrario, desde el derrumbe moral, desde la rabia y la ira, individualmente, todos apostaríamos por los más crueles castigos. En definitiva, nada es imposible, por mucho que suponga un retroceso en la evolución moral del ser humano, pero, volviendo al principio, todo dependerá del modelo de sociedad que, democráticamente, deseemos.

Santos López Giménez



Alineación al centro




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Santos, ¿Es solo la derecha la que hurga los semilleros de votos?, en eso la izquierda le puede dar muchas lecciones a la derecha, acordemonos a modo de simple ejemplo aquello de OTAN de entrada no y luego entramos de cabeza.
Centrandonos en la cadena perpetua, que yo haya oido "la derechona", lo que ha dicho es que, el fin ultimo de la pena es la reinsercion, pero para aquellas personas,(o mejor digo yo, aquellas alimañas), que no se quieran reinsertar, y sean un peligro para la sociedad, es mejor que esten en la carcel que haciendo daño por ahí. Esto es lo que han dicho estos individuos, que haya una cadena perpetua REVISABLE, para que no pase como con el asesino de juana chaos, que cada vez que ETA mataba a alguien este salvaje brindaba con cava, y que cada asesinato le salio a 9 meses de condena.
Y no se porque en tu articulo se te ha olvidado escribir lo de REVISABLE.
Con respecto a lo de la pena de muerte, esto ya es otra historia; la "derechona" no la menciona, y en estos casos me alegro de haber estudiado ciencias y no derecho para no tener que decidir por estos temas, pero te voy a decir una cosa: Como sabes en mi infancia y adolescencia mi padre tenia animales, y el tiempo que los mozalbetes de mis años lo dedicaban a jugar yo lo dedicaba a cuidar a esos animales, y recuerdo que algunas veces al echarle paja a las vacas, al levantar una paca de paja, de debajo salia una rata, y yo como un cohete, trataba de pisarla o de ensartarla con una orca de hierro, porque la rata que mataba esa ya no comia mas pienso. Pues bien hay ciertas personas, como el antes nombrado, como el asesino de mariluz, los asesinos de Marta del castillo etc. que merecen la vida menos que aquellas ratas que yo me afanaba en perseguir.
Un saludo Ricardo.

Anónimo dijo...

Se, sabemos, que este comentario seguramente no se publicará, porque te importa mas las personas que las palabras.

Pero solo decirte una cosa, es un tema interesante el que planteas y seguro que sería interesante debatirlo.

Salu2

Anónimo dijo...

Hace poco, veíamos en televisión el triste aniversario de esta chiquilla que fue secuestrada, por una serie de personas sin escrúpulos, y asesinada. Mari Luz, así se llamaba si no recuerdo mal, estará ya donde Dios le haya comendado su próxima misión.

A raíz de tal desbarajuste encontramos como ciertos políticos intentan sacar su "as de la manga" y así, hacer reflexionar al cuidadano español sobre el tema de la "cadena perpetua". Es muy interesante debido a que el sistema que regula el código penal en España, según mi opinión, es paupérrimo ya que no es raro encontrar a un chico que, por robar una barra de pan para poder comer, es para mí es inocente en la calle y otros por pagar una fianza, después de haber matado a una persona, se ve "deseguida" (como decimos los panochos) paseando por la calle. ¿Señores y caballeros, pensais qué la libertad se compra? Yo pienso que uno se la gana porque para ser libre primero hay que ser un buen ciudadano y, como decía Aristóteles, el cuidadado es aquel que vive en sociedad recogiendo su cosecha y repartiendola con los demás y no JODIENDO al personal, en pocas palabras. En fin, yo pienso que se debería de poner esta ley para todos los delincuentes que no se merecen vivir dentro de un marco social y dejarnos de tonterías. ¿Pensais que si ésto hubiera pasado en EEUU, esta persona estaría viva? La respuesta ya la dejo en manos de quién quiera respondera.


Un saludo, soy José María Sola Durán.

Santos López dijo...

Jose, muchas gracias por participar con tu opinión en este modesto lugar donde la palabra tiene su hueco. La palabra, la mejor herramienta del ser humano para darse a conocer, para dignificar su existencia, de la única forma posible: dando la cara, dándola como tú acabas de hacer, expresando tu sentir ante un asunto que a toda la sociedad importa. Gracias, muchas gracias, Jose.